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Una aldea gala en La Orotava > Pedro Fernández Arcila

Como en la aldea de Astérix y Obélix, hace más de veinte años hubo en La Orotava un grupo de luchadores que bebieron de la pócima mágica de las convicciones y el amor por su tierra para hacer frente a un ejército de hombres de cuello blanco y corbata que, escudados detrás de maletines repletos, pretendían cubrir de cemento una de las zonas agrícolas más productivas de la Isla: El Rincón.

A mediados de la década de los ochenta del siglo pasado, en pleno auge de la incultura especulativa, surge, en el norte de la isla, la Coordinadora en defensa de El Rincón, uno de los colectivos ambientalistas con más fuerza, más cabeza y mayor constancia de Canarias, que supo recoger el impulso del pionero Movimiento Ecologista del Valle de La Orotava (MEVO). Frente a la pretensión municipal y empresarial de construir un campo de golf con hoteles y apartamentos, los miembros de la Coordinadora presentaron al Parlamento de Canarias la primera Iniciativa Legislativa Popular en materia de protección del territorio, que logró el respaldo de 33.000 firmas. El 15 de julio de 1992 se aprobó la Ley de caso único de protección de El Rincón, que se hizo eco de una justa reivindicación ante el deterioro del Valle de La Orotava. Esto obligó a los romanos a replegarse, y aunque siguen amenazantes, ya saben de la fuerza de los habitantes de la aldea.

La Coordinadora logró que El Rincón fuera una excusa para un debate más amplio, que permitiera reflexionar sobre la necesidad de proteger el suelo agrícola para alcanzar la soberanía alimentaria, y creer en un paisaje que nos identifique con nuestra tierra, en todos los Rincones de Canarias. Estos años de resistencia han permitido crear un referente en el que se miran nuevos modelos de gestión insular, tras los fracasos constatados de la gerontocracia que nos gobierna, que quería coser de urbanizaciones nuestro litoral. Gracias a los veinte años de luchas -y también de mucho afecto- de estos galos, tenemos un espacio que nos puede salvar, porque han permitido que sea visible que las cosas deben hacerse de otra manera.

No les oculto que esta aldea y sus habitantes son bastante peculiares, pues hasta el artículo de opinión que ustedes leen está escrito a ocho manos, por contar con personajes de esta localidad como Elena Sánchez, Juan Pedro Hernández y Nany Sánchez, en una reunión donde solo faltó el jabalí, porque hubo hasta música. Y el bardo sigue amarrado…

*Concejal de Sí se puede en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife