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Los comercios del Intercambiador, sin cobrar los daños del derrumbe

INTERCAMBIADOR DERRUMBE FALSO TECHO
Parte de la estructura del Intercambiador cayó al vacío en la madrugada del pasado 13 de diciembre, sin causar daños personales. / DA

JESSICA MORENO | Santa Cruz de Tenerife

Casi nueve meses después de que se produjera el derrumbe del falso techo del Intercambiador de Transportes de Santa Cruz de Tenerife, aún se desconocen las causas que motivaron el suceso, que tuvo lugar en la madrugada del pasado 13 de diciembre. A pesar de que en un primer momento se apuntó a fallos en el montaje, lo cierto es que todavía la Dirección General del Transportes del Gobierno de Canarias -en calidad de propietarios de la instalación- no han concluido los informes de la investigación, dando, por tanto, un dictamen oficial al respecto.

Transcurridos estos meses, algunos de los comercios que se encuentran en el inmueble, esto es, dos estancos y una cafetería, además de las oficinas de las compañías navieras, siguen sin recibir las ayudas económicas relativas a los desperfectos ocasionados y a las pérdidas provocadas por el tiempo que permanecieron cerrados. En concreto, se trató de tres meses (hasta el 13 de febrero) el tiempo que estos comerciantes no pudieron prestar servicio en la estación.

La propietaria de uno de los estancos, Rocío San Antonio, confirmó a DIARIO DE AVISOS que a pesar del tiempo que ha pasado aún los estancos no han percibido las indemnizaciones pertinentes. Añadió que aunque los comercios ya han recuperado la clientela habitual, “tenemos todavía una deuda anterior a la que hay que hacer frente, y, de momento, lo único que nos dicen es que hay que esperar”. Precisó que quien está tramitando los documentos es la Dirección General de Transportes, aunque Titsa, como entidad que gestiona la infraestructura, ha estado mediando durante el proceso, e incluso, en los meses en los que el vestíbulo del Intercambiador permaneció clausurado no cobró el alquiler a los arrendatarios. “A nosotros nadie nos llama para darnos una respuesta por las ayudas económicas, y cuando llamamos nos dicen que tenemos que esperar”, apuntó la comerciante.

Al respecto, el portavoz de Titsa, Manuel Francos, precisó que la empresa ha servido como intermediaria entre ambas partes, pero es la Consejería regional de Obras Públicas “es la que debe determinar las causas” del desplome del falso techo. Insistió en que son las compañías aseguradoras las que deben abonar las cuantías económicas, “y de esos trámites se encarga el Gobierno canario”.

Mucho tiempo

La reapertura del hall del Intercambiador se demoró durante tres meses ya que primero, los técnicos tuvieron que analizar in situ el material que se había desprendido del falso techo. Además, los restos tuvieron que ser trasladados a otro espacio donde han sido estudiados para dilucidar los motivos del desplome.

De momento, Obras Públicas no se ha pronunciado al respecto, a pesar de que ya han transcurrido nueve meses desde el incidente. Cabe recordar que, en un primer momento, el arquitecto responsable de la obra apuntó como posible causa un fallo el montaje, pero esto no ha sido confirmado de forma oficial.

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El curso que sigue la investigación

La primera medida acordada por los investigadores fue remitir varias piezas que aparecían partidas para su análisis en la Universidad de La Laguna, donde se acordó llevarlas a su vez a los laboratorios especializados de los que dispone la Universidad de Cádiz. De forma paralela a la investigación técnica, el Gobierno de Canarias entendió que el desplome de 1.700 metros cuadrados de falso techo conllevaba la suficiente gravedad como para empezar a trabajar desde el inicio en la vía legal y, como propietario del inmueble y al amparo de la legislación en materia de contratación, tomó la decisión de instruir un expediente de responsabilidad ante lo sucedido. Además de esclarecer las causas del incidente, delimitar de forma meridiana el alcance de la responsabilidad legal y contractual de cada una de las partes relacionadas.

El falso techo del Intercambiador, formado por bandejas de aluminio suspendidas en las que se integra la iluminación, cubría una superficie de unos 4.000 metros cuadrados, a razón de veinte kilos de peso por metro cuadrado, y tapaba la estructura de barras del techo del edificio, que no se vio afectada.

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