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Aprender a hablar

BEBE LENGUAJE NINOS CLASE HABLA
Los maestros son quienes suelen detectar los problemas en el desarrollo del lenguaje de los niños. / DA

INMA MARTOS | Santa Cruz de Tenerife

Hasta la edad aproximada de siete años, los niños no adquieren una pronunciación perfecta en el habla. Los padres han de ocuparse del desarrollo del lenguaje pero sin volverse locos, a no ser que el pediatra o el maestro detecten algún trastorno orgánico o neuronal, porque, por lo general, es más común que se encuentre una inmadurez en el niño, pero no que se produzca un retraso.

A los dos años se considera normal que los pequeños empiecen a decir sus primeras palabras hasta tener un vocabulario de más o menos 30 vocablos. La expresión a esa edad se combina con gestos y los padres tienen que hacer un esfuerzo por fomentar la comunicación de sus hijos con ellos.

La logopeda Alejandra Suárez Pérez, del servicio de Rehabilitación Infantil perteneciente al Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria (Hunsc), explica que lo más importante es la comunicación y ésta se puede empezar a enseñar desde que el niño es un bebé. Ciertos ejercicios de estimulación temprana otorgarán al niño las herramientas para cuando llegue el momento del desarrollo del lenguaje y la pronunciación. Hablar mucho con los bebés, los cuentos y las canciones o la imitación de muecas, son actividades que se pueden realizar a partir de los seis meses de edad.

Desde el momento en que los bebés o niños empiezan a hacer sus primeros balbuceos y palabras, la corrección por parte de los padres resulta fundamental e, incluso, cuando estén preparados para ello, que repitan las palabras bien dichas supone una ayuda para acelerar el proceso del habla correcta.

Con dos años, comenta la doctora, el 50% de lo que expresa el niño mediante palabras es lo que se va a entender y ya, con tres y cuatro años, debería saber expresarse aunque no diga las palabras de forma correcta. La pronunciación es una evolución que durará hasta los siete u ocho años.

Según explica Alejandra Suárez, son los maestros quienes suelen detectar trastornos en el desarrollo del lenguaje de sus alumnos. De hecho, “cada vez que nos llega a la unidad un niño a quien el maestro ha recomendado acudir al logopeda, comprobamos que verdaderamente tiene un trastorno”. Existen símbolos de alerta a los que se puede estar atento para detectar ciertos trastornos más graves. Por ejemplo, un niño de dos años que se aísle y no diga ninguna palabra, podría ser motivo de preocupación, aunque a esta edad lo importante es que entiendan lo que se les dice.

La comprensión es una parte fundamental del desarrollo del lenguaje. Hay que estar atentos, sin embargo, porque en algunos casos los problemas del lenguaje podrían avisarnos de otras enfermedades como sordera, autismo, o algún tipo de retraso mental.

Precisamente el servicio al que pertenece Alejandra Suárez, ubicado en el centro de salud Doctor Guigou, de Santa Cruz de Tenerife, un equipo de profesionales logopedas, fisioterapeutas, otorrinos, neurólogos y terapeutas ocupacionales, se encargan también de la rehabilitación de niños con este tipo de enfermedades más graves.

Los problemas menos graves son más comunes. Las dislalias son un trastorno sin base orgánica y se trata de una disfunción que se manifiesta en una incapacidad para pronunciar co-rrectamente ciertos fonemas o grupos de fonemas.

La disglosia es una alteración de base anatómica y fisiológica de los órganos articulatorios periféricos que dificultan el funcionamiento lingüístico pero sin base neurológica.

Por último, la disfemia, que también se denomina comunmente tartamudez, es un trastorno en la comunicación, no en el lenguaje.