... y no es broma >

Cristiano está triste > Conrado Flores

Cristiano Ronaldo está triste, ¿qué le pasa a Cristiano? Como diría Rubén Darío, Cristiano está pálido en su silla de oro. Las televisiones y la prensa nacional e internacional han estado dedicando gran parte de su atención a este preocupante asunto. ¿Cuál será la verdadera causa de su pesar? ¿Será que sus compañeros no lo invitan a sus fiestas de cumpleaños o llevará los Armani demasiado apretados? Dios, qué inquietud, qué zozobra.

Mientras esto ocurre y el pobre Cristiano pasea su pesadumbre por portadas de revistas y noticiarios, los atletas paralímpicos llevan más de una semana impresionando al mundo en la sombra. Pocos deportistas merecen tanta admiración. Superando sus notables barreras físicas y los innumerables obstáculos económicos que se han encontrado en el camino, llevan el esfuerzo y la voluntad del ser humano a otra dimensión. Cómo es posible que estos atletas, muchos de ellos con profundas discapacidades motóricas, sensoriales e intelectuales, puedan nadar tan rápido, lanzar tan lejos y saltar tan alto. Cómo es posible que futbolistas ciegos conduzcan el balón entre sus pies hacia la portería contraria y marquen gol. Durante estos días han salido del total anonimato al que los medios los tienen condenados para demostrarse a sí mismos y al mundo entero que sí es posible.

Pero volvamos a lo importante: Cristiano. ¿Qué le pasa al muchacho de los abdominales de acero? Dicen las malas lenguas que siente que en el Real Madrid no se le quiere como a Messi en el Barcelona. Y eso le deprime. Otros aseguran que la raíz del problema está en que el premio al mejor jugador de Europa se lo han dado a Iniesta y no a él. Y eso es injusto. Porque Cristiano sabe que es el mejor jugador de fútbol, no sólo de Europa sino del mundo. Esto es angustioso.

Y a pesar de este sinvivir que es desconocer la verdadera razón del decaimiento de este Apolo del siglo XXI, los atletas paralímpicos nos invitan a reflexionar sobre la mitificación de los deportistas de élite. Unos atletas, los discapacitados, que comienzan su particular competición cada día, desde el mismo momento en que se levantan de la cama. Pero Cristiano está triste, y están tristes las flores por la flor de la corte.