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En Córdoba los huesos hablarán > Sergio García de la Cruz

Sumido en su propia historia, protagonista de sus propias fantasías, el único que se cree sus propias mentiras, un vengador. Él hará que vuelvas, desea que juntos busquen lo que más quieres, será tu guía ante el nuevo camino que se cierne ante ti. Él lo creo y ahora te dará la mano para cruzarlo juntos… Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

No debemos engañarnos, la identificación de huesos aislados que han pasado por un proceso de modificación mediante la quema y deformación, es complicada. El cráneo es la parte más característica del ser humano, la pelvis también lo es y la dentición que es más redondeada.

El mayor problema lo podemos encontrar con los huesos de los niños que son diferentes de los de las personas adultas, las epífisis no están formadas, las costillas de los bebés, por ejemplo, se parecen mucho a los de un animal pequeño, por tanto, pueden ser confundidos perfectamente con los de un animal, aunque lo de estos sean más densos y menos porosos. Ahora bien, cuando se analiza la posible escena de un crimen de sangre en busca de un ser humano, todo hueso debe ser considerado humano hasta que científicamente y fehacientemente no se demuestre lo contrario.

Un proceso de cremación dura varias horas con temperaturas en torno a los 900º. La pelvis y el cráneo se mantienen más compactos, a medida que pasan las horas muchos se van retorciendo y astillando solo van quedando los más duros y sólidos.

En general, se encogen en torno a un 25 %. Finalizado el proceso un buen osteólogo podría decirnos la raza, el sexo y la edad aproximada. Evidentemente, existe una clara distinción entre la quema de un cuerpo completo al de solamente el esqueleto, la envoltura protege más el hueso del daño del fuego, y deja restos. Es por lo que también se debe analizar el lugar en que aparecen.

El ADN (ácido desoxirribonucleico) es la sustancia que contiene el código genético que individualiza a cada individuo. Hay tres tipos de ADN susceptibles de estudio, el nuclear, el mitocondrial y marcadores del cromosoma Y; el primero de ellos desaparece durante la incineración o descomposición, el segundo que no se encuentra en el núcleo de la célula sino fuera de él, es más férreo. La técnica más usada es la llamada PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa), la cual nos permite con muy escasa cantidad de ADN lograr excelentes resultados, es tan sumamente sensible que nos permite analizar incluso muestras degradadas.

Los huesos quemados son muy sensibles a la contaminación de ADN externo. La cremación completa destruye los componentes orgánicos de los huesos, a medida que avanza el proceso van cambiando de color, comienzan ennegreciéndose por el consumo de los compuestos de carbono que contiene, posteriormente pasan al gris oscuro, después al claro y terminan siendo blancos, al unísono el ADN se va degradando, en huesos negros el ADN nuclear no existe, se pierde, ya solo queda el mitocondrial, durante las fases de grises se recupera en algunas ocasiones, en la fase blanca es prácticamente irrecuperable.

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