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En pie de guerra contra los guachinches

Los guachinches siempre deben vender su vino propio. / MOISÉS PÉREZ

JESSICA MORENO | Santa Cruz de Tenerife

La regulación de los guachinches en Tenerife es una de las grandes asignaturas pendientes que queda en la Isla. Mientras algunas administraciones creen que con la normativa en vigor es suficiente para controlar estos peculiares negocios, los municipios afectados demandan una actuación urgente para afrontar la situación actual. Lo cierto es que con la crisis económica este tipo de establecimientos han proliferado, aunque lo preocupante -al menos para los implicados- es el aumento de restaurantes camuflados de guachinches. Esto es, negocios de restauración que no cuentan con los requisitos para ser considerados como tales, provocando daño a todo el sector.

El principal problema que presentan estos locales es que la mayoría no cumple los requisitos de guachinche, y por lo tanto, se convierten en una competencia directa de los restaurantes. Esto ha provocado que en los últimos meses los ayuntamientos del Norte de la Isla, acompañados de las asociaciones de restauración y vitivinícola, hayan solicitado al Gobierno canario una regulación que permita controlar estos establecimientos. De hecho, en el mes de mayo, representantes de los municipios y asociaciones afectadas, se reunieran con la viceconsejera de Administraciones Públicas, Carmen Nieves Rodríguez, para hacer patente esta demanda. La responsable regional se comprometió a estudiar la viabilidad de crear una normativa específica para regular los guachinches, aunque aún no hay una respuesta oficial.

Encuentro

En el encuentro, también estuvo presente el consejero de Agricultura, Ganadería y Pesca del Cabildo tinerfeño, José Joaquín Bethencourt, que aseguró a este medio que con la regulación existente es suficiente para afrontar esta situación. Así, recordó que en su momento se acordó que la competencia para controlar estos negocios recae en los ayuntamientos, “pero ahora algunos municipios han pedido la actuación de una administración de rango superior, que pueda legislar”.

Insistió en que con la crisis este tipo de negocios ha proliferado, “sobre todo aquellos que no cumplen las exigencias, y que en muchos casos no vende vino elaborado en Tenerife, provocando un enorme daño a las bodegas de la Isla”. Bethencourt apuntó que con la normativa aprobada por el Cabildo en 2009 “es suficiente”, pero los “municipios opinan de manera diferente”.

Al respecto el presidente de la Asociación de Viticultores de Tenerife (Asviten), Valerio García, reconoció que han proliferado mucho establecimientos “que nada tienen que ver con los guachinches, y eso nos preocupa”. Añadió que entienden “que este tipo de negocios ejercen una competencia desleal con los restaurantes”, por lo que demandan “un marco legal para proteger al guachinche”. Apuntó que en la comarca del Valle de La Orotava y la de Acentejo se aglutina el 90% de estos locales, cuya cifra está entre los 300 y los 400. “En los últimos siete u ocho años la cifra de guachinches se ha duplicado por la crisis”, aseveró.

Por su parte, en el municipio de La Orotava, uno de los más afectados, el concejal de Desarrollo Económico Local, Felipe Benítez, afirmó que “debe de existir una regulación de los guachinches, porque actualmente no deja de ser una actividad económica ilegal, que entra en competencia desleal con las empresas de restauración. También la situación nos debe preocupar de cara al turismo, porque ya vienen turistas buscando los guachinches, término que se ha descontextualizado”. Agregó el edil que “no habido denuncia formal, pero sí existe un malestar y así nos lo ha hecho saber el sector”.

Los restaurantes han presentado denuncias

En los últimos años la situación ha empeorado, y cada vez son más los establecimientos que se hacen pasar por guachinches. Esto ha provocado que los ayuntamientos registren ya varias denuncias por parte del sector de la restauración.
Es el caso del municipio de Los Realejos, que ha recibido la denuncia por parte de empresarios de la localidad en contra de una quincena de establecimientos que en realidad no cumplen los criterios de un guachinche. Así lo confirmó a este medio el alcalde, Manuel Domínguez, que además, insistió en que “no nos queda más remedio que actuar y tomar medidas legales”. Asimismo, explicó en que “hay que salvar al verdadero guachinche”, por lo que avaló la actuación municipal realizada hasta el momento por el área de Urbanismo. “Creo que el Cabildo ha dado algún paso al respecto, pero no han querido asumir la responsabilidad”, apuntó Manuel Domínguez y recalcó la necesidad de que el Gobierno canario elabore una legislación ya que “los empresarios han llegado a un límite, y tenemos que hacer algo, y aunque no sea agradable, tendremos que cerrar aquellos establecimientos que incumple con los requisitos exigidos”. Por último, el alcalde realejero insistió en que está a favor de los negocios tradicionales, que éstos “sí que debemos conservar”.

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Normativa

El vino. El vino a comercializar debe contar con los registros de industrias agrarias y registro embotellador a nombre del titular de la solicitud de “comercio de venta de vino de cosecha propia, al menor, temporal e inocuo”. En caso de no disponer de alguno de estos registros, puede tramitarlo a través de Asviten. La titularidad del vino deberá acreditarse con la declaración de cosecha, que se tramita en los consejos reguladores o en las oficinas de Extensión Agraria.

Personal.
El personal del guachinche deberá tener el curso de manipulador de alimentos o manipulador de alimentos en bodega.

Periodo de apertura.
Se estima que el periodo de apertura no deberá superar el plazo consecutivo de tres meses.

Controles. Se deben realizar controles de calidad al vino a comercializar. Se pueden realizar en Asviten o en las diferentes oficinas de Extensión Agraria.

Platos. Solo se podrán servir tres platos diferentes (excluyendo frutos secos).

Ni postres ni refrescos.
No se pueden servir postres de ningún tipo, ni fruta, ni helados. Tampoco ningún tipo de bebidas ni refrescos, salvo el propio vino y agua embotellada, ni café, infusiones o tabaco.

Seguridad Social.
Durante el tiempo que esté abierto, el titular deberá estar dado de alta en la Seguridad Social, preferiblemente en régimen agrario, y en Hacienda.

Precios. Tendrán que tener expuesta al público la lista de precios y los platos del día, además de entregar a los clientes la cuenta en papel.

Licencia. La solicitud de licencia de apertura se presentará en el Ayuntamiento del término municipal donde se vaya a ejercer la actividad.

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