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La Isla sufre el mayor número de incendios de los últimos veinte años

BRIGADAS FORESTALES
Las altas temperaturas y la falta de lluvias fueron claves en la proliferación de los focos. / MOISÉS PÉREZ

JESSICA MORENO | Santa Cruz de Tenerife

En lo que va de año, la Isla ha registrado un total de 52 incendios o conatos forestales, lo que hace que 2012 sea el año más difícil de las últimas dos décadas. Así lo reconoció a DIARIO DE AVISOS la consejera de Medio Ambiente del Cabildo de Tenerife, Ana Lupe Mora, quien especificó que aunque en magnitud no sea el verano con más hectáreas afectadas, sí que ha sido el peor por el número de focos que han aparecido y recordó que el operativo especial de incendios de la Corporación aún estará activo, como mínimo, hasta mediados de octubre.

Los datos del departamento insular de Medio Ambiente reflejan que en lo que va de año se han registrado un total de 52 incendios forestales, a los que se suman otros 24 no forestales, y se han recibido 139 falsas alarmas. Asimismo, el mes más complicado fue agosto -en concreto la primera quincena-, con un total de 26 fuegos, seguidos de julio con siete. Según recoge el área, del total, uno ha sido un gran incendio (con más de 500 hectáreas arrasadas), ocho incendios, 28 conatos forestales y 15 han sido reproducciones de los grandes incendios, por lo que no provocó un aumento de la superficie afectada.

En total, todos estos puntos han causado la afección a casi 7.000 hectáreas de la Isla, siendo el de Ifonche, en el municipio de Vilaflor, el que mayor superficie quemada dejó a su paso. En cuanto la evolución por años, sin duda 2012 es el año con la cifra más elevada de este siglo, con bastante diferencia. Así, a los 52 fuegos de este año, le siguen, 2005, con 39; 2008 con 37 y 2004 y 2007 con 35 incendios. En comparación con el año pasado la diferencia es bastante notoria puesto que en 2011 se actuó en 19 conatos o incendios.

En cuanto al número de medios, la consejero aunque señaló que en prevención nunca son suficientes, destacó la labor realizada por el personal no solo del Cabildo, sino de otras administraciones implicados en la extinción de incendios. Aún así, recordó que este año ha sido aún más complicado por la falta de lluvias, el alto nivel de combustible que se encontraba en el suelo y las numerosas olas de calor sufridas este verano.

Mora cuestionó el protocolo en esta materia, y apostó por “revisar el tema de los niveles y la actuación de las administraciones en cada una de ellas”. Así, pidió que fuesen “los cabildos los que activen las necesidades de los medios y no tener que esperar a aumentar de nivel para que sea el Gobierno canario quien solicite los recursos al Estado”.

La responsable insular de Medio Ambiente apuntó que aunque no se conoce del número total de incendios cuántos fueron provocados, apuntó que “es muy difícil que en un mismo día se produzcan cuatro focos distintos por la Isla”.

Además, añadió que ya hay un detenido, por uno de los fuegos de este verano, y “los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado trabajan en averiguar las causas de los distintos focos”.

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Las pérdidas ocasionadas por las llamas ascienden a unos tres millones de euros

Las casi 7.000 hectáreas afectadas por el fuego este año han provocado unos daños por valor de alrededor de tres millones de euros, sobre todo relacionadas con el sector agrícola, informó la consejera de Medio Ambiente del Cabildo tinerfeño, Ana Lupe Mora. Asimismo, la responsable del área aclaró que el fuego había dañado varias infraestructuras agrícolas como canalizaciones y depósitos, y algunas tierras de cultivo. Matizó que ya se está trabajando para la colocación de unos fajines que eviten que con las lluvias se pueda producir algún problema en las escorrentías. Valoró, también, que los daños materiales no fueron mayores ya que se evitó que el fuego entrara en zonas pobladas.

Reutilización

Mora abogó por hacer un análisis sobre la recuperación de determinadas tierra, que podrían convertirse en una fuente de negocio a través de lo que denominó “empleo verde”. Apostó por utilizar espacios sin uso para actividades del sector primario, tales como la ganadería, agricultura, apicultura, y también la limpieza del monte, no solo para evitar la afección de suelo por posibles incendios, sino también para crear nuevos empleos y reactivar la economía en esta materia.

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