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Más que un menú

COMEDOR COMEDOR ESCOLAR
En los comedores escolares los menús suelen ser equilibrados. / DA

INMA MARTOS | Santa Cruz de Tenerife

Que los niños coman en el colegio o en el centro de educación infantil es, sin duda, para los padres un descanso. Pero, ¿pueden estar tranquilos de que su dieta es equilibrada y de que los pequeños comen lo suficiente?

Existen casos en que los niños son reacios a comer en sus casas, pero sí en el comedor, porque, por imitación de sus compañeros, se animan a probar esos alimentos que nunca han querido. Por el contrario, también hay niños que no prueban ni bocado de menús que no estén hechos por sus mamás o por algún otro familiar. Los expertos aconsejan estar pendientes, pero nunca obsesionarse con la alimentación, ya que algunos niños tienden incluso utilizar las comidas y la preocupación de los padres como chantaje emocional.

En el caso de que los menores ya puedan hablar, lo ideal es establecer con ellos la confianza suficiente como para que cuenten lo que han ingerido y lo que han dejado en el plato, cuando comen en el colegio o en algún otro sitio fuera de casa.

Aunque esto no sucede en todos los casos, porque hay pequeños que son muy reservados a la hora de comentar a sus familias lo que hacen cuando están ausentes.

Por lo general, tanto guarderías como centros de educación Infantil y Primaria entregan a los padres, o cuelgan de un tablón de anuncios los menús de la semana, lo cual también es una exigencia en el caso de que el centro tenga contratado un cátering.

Variados

Si es así, es muy probable que los menús estén desarrollados por un nutricionista y sean elaborados de forma que contengan el alimento necesario para ellos y con productos muy variados. Una buena combinación entre proteínas, hidratos de carbono y grasas en los primeros y segundos platos y, además, algo de fruta y lácteos para los postres podría considerarse una buena elección.

En los comedores escolares se pueden potenciar los buenos hábitos de alimentación, pero nunca sustituirán la educación dada por los padres o tutores, ya que generalmente son muchos niños atendidos por varios monitores que puede que no tenga tanto tiempo para detenerse en cada uno de ellos.

La mejor forma de enseñar a comer en casa es sin duda, el ejemplo de los padres. Según afirman expertos en nutrición, por mucho que queramos incluir en la dieta de nuestros hijos ensaladas y verduras, si nosotros no las consumimos, finalmente, aprenderán lo que vean, no lo que oigan.

No se trata de obligar a los niños a comer siempre cosas que no sean de su gusto. Se pueden, como estrategia, adaptar platos divertidos y hacer la vista gorda con algunos alimentos, antes de que los pequeños les tomen tanta manía que nunca los vuelvan a probar. Como en todo, el sentido común y el conocimiento del niño darán las pautas de comportamiento a sus padres.

Alertas

La falta de energía o el bajo rendimiento pueden dar pistas a los padres sobre si sus hijos están o no comiendo bien en el colegio. No está de más tampoco preguntar a las personas responsables del comedor de vez en cuando, para asegurarse de que los niños comen de forma correcta.

En el caso de las cenas, se recomienda que estas sean comidas ligeras, al igual que ocurre con los adultos.

En cualquier caso, cada edad y cada etapa de crecimiento del niño puede modificar su apetito, por lo que si el pequeño tiene una evolución positiva en el crecimiento y no se observa que tenga algo anormal en su ánimo y en la energía con la que afronta día, los padres pueden estar tranquilos.