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El ‘método Darío’, por Martín-Travieso

No recuerdo si era enero o febrero cuando conocí a Darío. Estaba preparando el reportaje de una carrera de montaña que estaba organizando. Desde hace tiempo el auge de este tipo de pruebas ha sido espectacular en nuestra Isla. Supongo que la dichosa crisis también está haciendo que cambiemos nuestros hábitos deportivos. Darío me dijo aquel día que es un deporte muy económico y que libera la mente enormemente. Ese día no me di cuenta de que estaba entrevistando al mejor deportista que hay en Tenerife actualmente.

Dudo mucho que haya nadie capaz de repetir o superar lo logrado por Darío Dorta este fin de semana. Y no hablo solo del mero reto deportivo, inhumano a mi parecer. Hablo de su capacidad para remover las conciencias de todos aquellos y aquellas que han visto sufrir a Darío, y a todo su enorme equipo, por las carreteras y senderos de Tenerife. El tesón de este tinerfeño debería hacer que todos abramos los ojos y nos demos cuenta de que, con un poquito de empeño, otra sociedad es posible. Un mundo más solidario y más implicado también. Con la mitad de la fuerza de voluntad que posee este ultratleta, hoy seguro que no estaríamos en la grave situación en la que estamos. Por eso el ‘método Darío’ no es mala receta para que se la apliquen nuestros políticos, a los que en muchas ocasiones les falta empeño para sacarnos del estado de depresión generalizado en el que vivimos.

Todos tenemos que imitar la perseverencia de Darío, al que sinceramente creo capaz de hacer cualquier desafío que se proponga. El día que me detalló las características de lo que se traía entre manos, lo tomé por loco. No obstante, cuando me dijo para qué iba a emplear los fondos que recaudase, me entregué a la causa. Todos los que hemos conocido de cerca la crueldad del cáncer sabemos que no hay mejor motivo para intentar aportar un granito de arena para su desaparición. Darío Dorta puede presumir de haberlo hecho. Lograr que mucha gente se implique en un motivo solidario es su mayor logro. Ese es su gran éxito, por mucho que la mayoría solo se quede con los 280 kilómetros que ha recorrido sin dormir ni apenas descansar. Ahora solo falta que su ejemplo cunda. Felicidades Darío.