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Nos queda comer tunos – Por Domingo J. Jorge

Todo vuelve a sus comienzos. Lo dice mi padre y se lo he escuchado muchas veces, y, como casi siempre, nuestros mayores guardan mucha razón. Desde que los primeros higos picos o tunos de esta temporada dieron su fruto, he podido ser testigo, lo que me agrada, de cómo no se abandonan. Es habitual ver cómo la gente con su caja de cartón apaña los higos que conforman ya parte del paisaje tradicional de La Laguna. Como dice un vecino mío de Geneto, “para que acaben en el suelo o la acera, que se lo lleve el que los necesite comer”. Algunos desconocerán lo que es comerse un plato de higos picos con un poco de gofio. Confieso que yo he tenido la suerte de tomarlo como postre. Pero otros, que peinan más canas que quien suscribe, sí supieron lo que era estar un día y otro a base de tunos y algo de gofio. Quizás se podría oficializar en La Laguna la recogida de este fruto casi silvestre, porque lo triste es observar cómo se secan y se pierden. Bueno, nos queda comer tunos.