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Recomiendan que el cañaveral sea sustituido por sauce, palma y haya

INCENDIO LA GOMERA GUADA
El fuego se cebó especialmente con el palmeral en la zona de Guadá. / DA

NORBERTO CHIJEB | Santa Cruz de Tenerife

Valle Gran Rey ha comenzado a conocer datos y propuestas científicas sobre las afecciones en el municipio del incendio del pasado día 12 de agosto, en la que se hace un balance de los daños y la necesidad de preparar el terreno de cara a las lluvias venideras.

Uno de los informes recibidos, realizado por Jesús Notario del Pino, profesor titular de Edafología y Química Agrícola de la Universidad de La Laguna, indica que tras los incendios, y una vez consumido el estrato vegetal, el suelo queda desguarnecido ante la acción del viento y la lluvia, por lo que cualquier actuación debe perseguir evitar su pérdida masiva, como tristemente sucedió, tras los incendios de El Pinar, en El Hierro, en 2007, o de Mazo y Fuencaliente en La Palma tres años después.

Por ello las actuaciones a realizar deben partir de la urgente necesidad de dotar al suelo de una cubierta que minimice el impacto directo de las gotas de lluvia sobre su superficie. Esto puede lograrse por varias vías, una de las cuales es esparcir restos vegetales sobre el terreno, acolchando su superficie; se puede, en este caso, emplear los cañaverales que están recuperándose a ritmo acelerado en el barranco de Valle Gran Rey.

También se indica que habría que trabajar sobre el sistema de paredones de las parcelas agrícolas del municipio y que constituye uno de sus mayores atractivos visuales y paisajísticos, ya que resulta un agente muy eficaz en la contención de la escorrentía superficial y de la erosión del suelo, sin utilizar, a ser posible, maquinaria pesada.

El otro informe recibido en el Ayuntamiento, emitido desde la Dirección General de Protección de la Naturaleza, indica que del total de hectáreas quemadas dentro del Valle, unas 56,85 pertenecen a hábitat de interés comunitario, siendo el más afectado el palmeral, recomendando sustitución paulatina de los cañaverales, que originan un empobrecimiento de la biodiversidad y que incrementan los riesgos de incendio,  por bosques de galería de sauce y otras especies como el haya, la palma (Phoenix canariensis) e incluso el viñátigo.