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Regreso agridulce

Israel Oliver Peña - Paralímpicos de Londres
Israel Oliver Peña, durante los Juegos Paralímpicos de Londres. / DXTADAPTADO.COM

JUAN S. SÁNCHEZ | Santa Cruz de Tenerife

No hizo ruido, no se disparó ningún flash, ni repartió besos, ni firmó autógrafos, pero regresó con la cabeza bien alta. Israel Oliver Peña volvió a Tenerife para ponerse manos a la obra desde ya mismo. Los dos cuartos puestos que consiguió en los Juegos Paralímpicos de Londres le dejaron “un sabor agridulce” pero le sirven de motivación “para valorar la experiencia y lo conseguido de forma positiva y volver a repetir la experiencia de estar en unos Juegos”.

El nadador del Ademi Tenerife se refugió durante unos días en Gran Canaria, lugar donde residen sus padres. Allí reflexionó y descansó del estrés que ha sufrido en Londres. Recogió sus enseres personales y a su perra Pinka y ayer regresó en barco a Tenerife donde hoy comenzará a entrenar bajo la supervisión de José Luis Guadalupe, el técnico que le acompañó en la capital británica. Allí tuvo la gloria en su mano… pero se le escapó por dos centésimas.

“Me encontraba muy bien físicamente pero mentalmente fue muy duro y no estaba fresco. Tenía mucha presión y muchos miedos que acabaron pasándome factura”, reconoce con absoluta sinceridad el nadador que reside en el popular barrio de Taco y que consiguió entrar en las finales de las cinco pruebas que disputó.

En Londres se encontró con cuatro rivales durísimos. El campeón olímpico Enhamed Enhamed “que esta vez no consiguió ningún oro, lo que dice del nivel que hubo”, el norteamericano Bradley “que me molestó y me frenó en seco en una de las pruebas y me impidió estar más arriba”, el chino Bozun Yang “que está muy fuerte, pero tengo tiempo de prepararme para estar a su altura” y el ucraniano Smyrnov que “si hubiera estado bien mentalmente no hubiera sido difícil de batir”.

De Londres se trae la experiencia positiva y también las vivencias negativas. “Nadie me ha ayudado, sólo la Fundación Ginés Ramírez Alemán, que gracias a ellos pude costearme el material deportivo porque si no tendría que haber pedido prestados los bañadores a algún compañero”.

Y es que Israel tiene claro que el deporte paralímpico es el patito feo a nivel nacional. “A los olímpicos les pagan 3.000 euros por final, yo estuve en cinco y no tengo ninguna recompensa, ni siquiera se valora. A veces me pregunto qué estamos premiando”, señala Israel que pide “igualdad”. Hoy se lanzará a la piscina Acidalio Lorenzo para volver al trabajo con la ilusión de que mejoren sus condiciones y las de sus compañeros.