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El rey León – Por Francisco Javier Torres del Castillo

El rey León es un conocido musical, un llamativo espectáculo que conmueve al mundo. Tanto es así que su productora, Marsh & McLennan Companies, un destacado grupo empresarial norteamericano, ha tenido a bien aceptar el ofrecimiento de España y de su gobierno para reinterpretar su tragicomedia en España.

Su estilo es descaradamente actual, adaptado a las nuevas tecnologías, a los tiempos que corren, y no tiene inconveniente alguno en transformar el romántico y dulce guión de la conocida historia.

Ahora son las finanzas y el mundo de los banqueros la base de la acción y, como no podría ser de otro modo, la espectacular sabana africana es sustituida por el asfalto de una decadente cuidad llamada Madrid. Ahora es España y su situación económica la que sirve de telón de fondo para narrar esta nueva historia.

Los personajes también se adaptan a estos críticos momentos, cambios que son básicos para poder mantener la tensión y la majestuosidad en este renovado musical. Simba, aquel joven cachorro de león que vivía junto a sus padres, es sustituido por otro no tan joven pero también cachorro: es el ministro de Economía del Gobierno de España.

Mufasa, padre de ese inocente león, recae sobre el presidente de este popular Gobierno y su mejor amiga, aquella dulce, inquieta e infantil Nala, tiene a nuestra vicepresidenta como sustituta en esta trepidante trama.

El hecho de que Simba fuera el sucesor al trono en la versión original no se menciona en este nuevo guión, pero su tío, aquel oscuro y malvado león llamado Scar, si lo está.

No obstante, no es su tío y tampoco es un personaje masculino. Para darle un aire fresco y novedoso a la historia, Scar es interpretado por su prima, una mujer fatal que trata de engañarlo y arruinarlo con el fin de quedarse con el reino de España.

Igualmente se incorporan a los personajes de las hienas, reencarnadas por los mercados financieros, esos terribles hombres de negro que apoyan a Scar, la fatal prima de riesgo. Juntos traman un malvado plan para que Mufasa, ahora Mariano, tenga que pedir el rescate y hacer creer al joven De Guindos que él ha sido el culpable de tal desgracia.

Pero aún hay más y el torrente de personajes no descansa. Mufasa acaba coincidiendo en numerosas ocasiones con los personajes del Eurogrupo, destacando a un suricata llamado Prodi (Timón) y a un jabalí llamado Pumba (Merkel).

Ambos finalmente lo rescatan y lo cogen en adopción, estableciendo rápidamente una profunda amistad que les permite enseñarle la filosofía de Hakuna Matata (vivir sin preocupaciones). Mientras tanto, es la prima de riesgo la que toma el trono de España, e intenta llevarlo a la mayor de las tinieblas.

Afortunadamente el final se aproxima y de aquel reino que se había convertido en un auténtico despropósito y sin ninguna clase de recursos de pronto se aparece la luz.

Aparece un mandril, un maravilloso consultor, personaje imprescindible en esta nueva versión, que reinterpreta a aquel también mandril llamado Rafiki y cuyo nombre ahora es el de Oliver Wyman.

A Oliver Wyman le encanta el dinero, pero también el teatro, y mediante una memorable rueda de prensa interpreta ante periodistas de todo el mundo las notas de una conocida zarzuela: Las claves del reino.

Esas mismas que permitirán restaurar su grandeza, gracias al pasaje de la recapitalización de entidades bancarias españolas.

Es un tenor, una prodigiosa voz que ilumina con su auditoría cómo deben actuar España, su Gobierno central y toda Europa con los problemas de las entidades financieras españolas.

El musical acaba igual que en la película, con el nacimiento de Kiara, hija de Simba y Nala, dándose así de nuevo el ciclo de la vida.

¿Se referirán en esta ocasión a Bankia?

*Director en Canarias de Renta 4 Banco