J. F. JURADO | La Laguna
Pretendía ser el primer hotel de lujo del municipio La Laguna. Un establecimiento de categoría cuatro estrellas, dotado de 127 habitaciones y todo tipo de servicios: salones para congresos, locales comerciales, restaurante, bar, gimnasio, solarium, sauna, peluquería… Varios años después, aún no ha abierto sus puertas. Ni siquiera ha finalizado la obra de su edificación, creada sobre la estructura de una antigua fábrica de tabaco, en un edificio catalogado de la calle Nava y Grimón.
Es el triste presente de un proyecto que empezó siendo ambicioso y al que finalmente ha condicionado hasta la indefinición la situación de crisis que vive el sector de la construcción.
Aunque, lamentablemente, no es el único. Algo similar se podría contar de otras iniciativas inmobiliarias, incluso financiadas con dinero público, que también se han quedado a medio terminar. Como el centro de salud proyectado junto a la plaza del Cristo. La obra se paró hace más de un año y para este ejercicio, el Gobierno de Canarias apenas le ha destinado 100.000 euros de presupuesto. Lo que se proyectó como una mejora sustancial del servicio sanitario de los vecinos de la zona ha acabado convertido en una auténtica escombrera, sin visos de ser terminadas en los próximos años.
Otro caso es el de la antigua estación de guaguas de San Benito, sin utilidad desde la inauguración del nuevo intercambiador de Padre Anchieta. Actualmente solo funciona como zona de aparcamientos, mientras que su edificio principal languidece poco a poco. El Ayuntamiento de La Laguna se planteó la posibilidad de trasladar allí la sede de la Policía Local, pero esta opción ya ha sido descartada por la propia administración local.
En inmueble, en realidad, es propiedad del Gobierno de Canarias, cedido en uso al consistorio. También se barajó ubicar allí las dependencias de los Servicios Sociales. Todavía no hay nada decidido.
La comarca nordeste también tiene su fósil de cemento: hotel Neptuno, referente turístico de la zona durante décadas y hoy en ruinas. En su momento, estuvo a la venta por tres millones de euros, pero ningún comprador se interesó en él. Su lento deterioro continúa adelante.
Se podría hablar de otras edificaciones en una situación similar, caso de Mesa Mota, una construcción millonaria que aún no dispone de uso estable, o la futura Facultad de Bellas Artes, que aún no sabe si recibirá todo el dinero necesario para ser terminada.