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Veinte años sin César Manrique

CESAR MANRIQUE
César Manrique nació en 1919 y falleció a los 73 años, en Lanzarote, la isla en la que se inspiró su obra. / DA

VICENTE PÉREZ | Santa Cruz de Tenerife

Veinte años no es nada, decía el tango de Gardel, pero cuando de la pérdida de César Manrique se trata, resultan una eternidad. Tal día como hoy, en 1992, el genial artista lanzaroteño se dejaba la vida en un accidente de tráfico cerca de su casa, hoy sede de la fundación que lleva su nombre, en Tahíche (Arrecife). Se apagaba así, a los 73 años, no sólo una creatividad desbordante en arquitectura, escultura y pintura -que se inspiraba en el paisaje y la tradición popular de su isla- sino una voz que clamó contra los desmanes urbanísticos y la destrucción de la naturaleza.

Su mensaje, y su obra, perviven gracias a la fundación que lleva su nombre, que hoy celebrará varios actos para conmemorar esta fecha, entre ellos el preestreno, a las 20.00 horas en la sede de esta entidad, del documental Taro. El Eco de Manrique, dirigido por Miguel García Morales, que será emitido a las 21.15 horas por la Televisión Canaria.

La película, según adelanta la Fundación César Manrique en una nota de prensa, “subraya su activismo medioambiental, su lucha contra la especulación y su pasión por la naturaleza de Lanzarote”, recuperando abundantes imágenes de archivo. Asimismo, recoge el testimonio de colaboradores suyos -José Juan Ramírez, Fernando Gómez Aguilera, Luis Morales, Santiago Hernández, Feliciano Luzardo, Antonio de León, José Manuel Curbelo- así como valoraciones de Joaquín Araújo, Wolfredo Wildpret, Frei Otto, Antonio Ló- pez, Javier Maderuelo, Alberto Corazón, Pilar del Río, Felipe González, Fernando Gómez Aguilera, Fernando Ruiz, Joaquín Sabaté, Pedro Almodóvar, Jorge Riechman, Faustino García Márquez, Eduardo Martínez de Pisón, José Luis Sanpedro, Ginés Díaz, Fernando Prats, Kosme de Barañano e Iñaki Ábalos.

“Quisimos acercarnos a César”, afirma el director de la cinta, “desde su propia voz, desde su radicalidad al defender la isla, desde la simbiosis entre tradición y modernidad, con el mensaje fundamental de una frase suya: tenemos la obligación de enseñar a ver”. El título del filme alude a “un taro, refugio que utiliza el campesino de Lanzarote para resguardarse, y César supo salir de su propio taro para luchar contra la especulación descontrolada, y su mensaje es un ejemplo único”, subraya García Morales.

A las 11.00 horas, y en los jardines de la sede de la Fundación, se instalará un móvil de la serie Juguetes del Viento realizada por Manrique en los años 70. Esta pieza, que se emplazará en su ubicación original, había sido sustituida en 1998 para evitar que se acentuara la fatiga de sus materiales y restaurarla.

La Fundación ofrece además la exposición titulada César Manrique. El taller de los sueños. El artista nació en 1919 en Puerto Naos, Arrecife, y cursó estudios de Arquitectura Técnica en la Universidad de La Laguna y en la madrileña Academia de Bellas Artes de San Fernando. De 1964 a 1966 vivió en Nueva York, donde expuso, con éxito, sus cuadros. Diseñó espacios como el centro comercial La Vaguada, de Madrid; Los Jameos del Agua y el Mirador de El Río, en Lanzarote; el Lago Martiánez, en Puerto de la Cruz; el Mirador de la Peña, en El Hierro; y el Parque Marítimo de la capital tinerfeña.

En 1986, de visita a La Guancha invitado por su Ayuntamiento, Manrique lanzó un aviso desesperado: “Muchos canarios, con políticos zoquetes, están destruyendo el paisaje, y con él, nuestro futuro”. Hoy sus restos -fue su voluntad- reposan en una humilde tumba en la tierra del cementerio de Haría, delimitada por pequeñas piedras volcánicas, a la que dan sombra un cactus y una palmera canaria. El artista descansa así en paz en el único paraíso en que creyó: Lanzarote.