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Zona libre de móviles

MOVIL SMARTPHONE JOVEN GENERACION NINI
El uso de móviles en la escuela favorece los malos resultados y el fracaso escolar. / MOISÉS PÉREZ

SARAY ENCINOSO | Santa Cruz de Tenerife

Todavía sirven para llamar, pero esa ha dejado de ser la principal utilidad. La irrupción de los móviles de última generación ha transformado nuestra forma de relacionarnos. También la manera de dar clase. Durante los últimos años los teléfonos han inundado las aulas y los profesores han tenido que emprender una nueva cruzada: lograr que los estudiantes atiendan y dejen el Whatsapp, el Facebook y el Twitter. Pero, ¿pueden prohibir el uso de móviles en clase?

El Instituto de Las Veredillas, ubicado en El Sobradillo, inició el curso este jueves con una novedad: los alumnos no podrán llevar móviles a clase. El consejo escolar del centro aprobó esta medida con la intención de luchar contra los robos y contra este nuevo déficit de atención, según explicó José Manuel Pérez, el director del centro. Los próximos meses demostrarán la efectividad de esta propuesta. De momento, lo que sí está haciendo esta iniciativa es generar un debate que muchos docentes llevan tiempo esperando: ¿hasta qué punto es compatible el uso de teléfonos con el aprendizaje dentro del aula? ¿Esta excepción debe convertirse en la norma?
Las familias han recibido con entusiasmo esta medida. Eusebio Dorta, el presidente de la Federación tinerfeña de asociaciones de padres, reconoció a DIARIO DE AVISOS que se trata de una medida que favorece la enseñanza. No obstante, “lo ideal sería que las familias controlaran más si sus hijos llevan teléfonos a clase y los centros no tuvieran que llegar a estos extremos”.

Los profesores piensan exactamente lo mismo. Pedro Crespo, del sindicato de profesores Anpe, explicó que la mayoría de los docentes intenta evitar que los alumnos asistan a sus clases con el móvil porque el teléfono, lejos de ser una herramienta, favorece la distracción de los jóvenes e, incluso, puede llegar a alimentar el fracaso escolar, la eterna lucha del profesorado. De cualquier forma, la última palabra la tienen los consejos escolares.