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¿Está segura Canarias?> Por Rafael Muñoz Abad

Sí, evidentemente, sí que lo está. La semana pasada hablábamos de cómo el derrocamiento de Gadafi generó segundas derivadas que ahora hay que solucionar ante el riesgo de que el norte de Mali se torne en un descampado donde el terrorismo campe a sus anchas; o de Marruecos, que cobrará una importancia capital como freno a la inseguridad en la zona. Uno, que tiene susurrantes por ahí, pero sobre todo en donde realmente hay que tenerlos, que es en las alcantarillas, les puede hacer algunas revelaciones. No hay nación que no teste la respuesta aérea de su vecino más incomodo. Y de esto algo les pueden decir las salidas scramble, que desde Gando y ocasionalmente se llevan a cabo para dejar claro al vecino africano que no debe violar nuestro espacio aéreo. Pero no se alarmen, esto es un mero juego entre colindantes para conocer el tiempo de respuesta del otro y a la vez mantenerse en forma. De ser, la verdadera amenaza para Canarias tal vez llegase por vía marítima; y aún así, sería faltar a la verdad si no se aclarase que el estado ha hecho fuertes inversiones para asegurar las aguas. Hace ya algunos años, un amigo se ganaba unas perras llevando guiris al Sahara sin que nadie se percatase de sus travesías. Quizás, el mejor ejemplo del abandono que hasta hace bien poco tenían las aguas españolas en Canarias. Las palabras del ministro de exteriores sobre un hipotético riesgo para las Islas por el brote del integrismo islámico a sólo 1.300 kilómetros de nuestras costas deben tomarse en su justa medida. Marruecos y su creciente militarización son el mejor garante que podemos tener. EE.UU. y Francia no permitirán un Sahara occidental a la deriva que lo hiciese atractivo para organizaciones de corte radical. Razón por la que siempre van a respaldar a Marruecos como valedor local y elemento clave a la hora de cercar el alzamiento fundamentalista que vive el norte de Mali; y eso, nos guste o no, para Canarias es una garantía. Otra cosa serán las concesiones que a cambio se le hagan a Rabat, y ahí España ya lo tiene todo perdido de antemano.

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