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Efecto placebo ‘versus’ efecto nocebo

DANIEL GARCÍA VELÁZQUEZ | Santa Cruz de Tenerife

“Si me tomo lo que me receta el médico seguro que no me cura, sino que me aparecen nuevos síntomas”. Esta frase es muy usual en personas que deben tratarse con medicamentos, de forma puntual o crónica, por sufrir alguna dolencia.

Las más actuales y novedosas investigaciones en el campo de la medicina, además de conseguir mejorar los tratamientos de muchas enfermedades, han revelado también increíbles características que posee la mente humana. Una de ellas es la conocida por efecto placebo (del latín, “te haré bien”). Este efecto se produce por la simple creencia en que un determinado tratamiento o medicamento nos va a hacer bien, es decir, nos va a curar. El efecto placebo es el poder curativo de la mente en acción. La fe, si no mueve montañas, tal vez sí puede curar un dolor de cabeza. Este efecto explica los beneficios de los tratamientos homeopáticos, en los muy contados casos en los que se produce, tal y como lo han demostrado numerosos estudios científicos.

Entonces, ¿por qué se ha seguido creyendo en la homeopatía?, además de por los abundantes beneficios que genera a algunos (el precio por gramo de medicamento homeopático es cercano a infinito), es probablemente por la misma razón que explica por qué muchos continuaron creyendo que la Tierra era plana a pesar de que Elcano ya había dado la vuelta al mundo: o no se enteraron, o no se lo creyeron. La falta de fe, y de conocimiento, puede dejar también las montañas en su sitio, aunque alguien las haya movido.

Al igual que sucede con el “yin-yang” de la filosofía oriental, concepto que describe cómo dos fuerzas o entidades opuestas se encuentran interconectadas y no pueden existir de forma independiente, pues el efecto placebo posee su efecto contrapuesto: el llamado efecto nocebo (del latín, “te haré daño”). Este efecto se manifiesta porque la creencia de que un determinado medicamento o tratamiento no va a ser eficaz, o un factor externo va a ocasionar un daño al organismo, incide de manera negativa en la salud.

El efecto nocebo no cuenta con tan numerosas evidencias científicas como el efecto placebo, ya que mientras se administra un placebo a los pacientes cuando se realizan ensayos clínicos de nuevos fármacos, no se les administra un nocebo. Sin embargo, los estudios clínicos han demostrado la existencia de este efecto, ya que muchos pacientes a quienes se administraba placebo se sentían peor, no mejor ni igual, como consecuencia de dicha administración. Esto indica que solo el temor de que el medicamento no funcione, o pueda resultar perjudicial, puede exacerbar los síntomas de la enfermedad. Algunos estudios han reflejado este efecto de manera directa. Por ejemplo, en uno de ellos, dos tercios de un total de 35 personas desarrollaron dolor de cabeza cuando se les dijo que una corriente eléctrica, que se iba a hacer pasar por el techo de la habitación en la que se encontraban, podría inducirles dicho dolor.

Sin embargo, lo que les causó el dolor de cabeza fue la creencia en lo que se les dijo, ya que la corriente eléctrica nunca se aplicó. Pero el efecto nocebo va más allá en sus implicaciones. En otro asombroso estudio, investigadores demostraron que una simple sugestión en contra puede neutralizar los efectos beneficiosos reales de un analgésico. Es decir, si no creemos que el medicamento que nos prescriben vaya a funcionar, nuestra mente puede bloquear su funcionamiento, aunque este sea eficaz.

Uno de los factores que pueden inducir el efecto nocebo es la desconfianza en la seguridad de los medicamentos y en el sistema de salud general. La desconfianza del paciente, no ya en el medicamento, sino en el médico que lo prescribe, o en los medios aplicados para el diagnóstico, podría también anular sus efectos beneficiosos.
Ciertamente, se abre un espacio para la reflexión en los actuales momentos de recortes y de desánimo generales, de temor de muchos por perder lo conseguido en el área de la salud pública. En cualquier caso, si necesita ir al médico, tomarse un medicamento o someterse a un tratamiento, hay que hacerlo con el mejor ánimo y confianza posibles: se habrá recorrido así un buen camino hacia la curación, tal y como demuestra la ciencia.