retiro lo escrito - Alfonso González Jerez

Boulevard – Alfonso González Jerez

Escucho al gran Xosé Manuel Beiras en la noche del domingo. Anuncia que su partido (en realidad una coalición electoral entre un grupo de escindidos del BNG y la IU gallega) será el vehículo para “la gran rebelión ciudadana contra el neoliberalismo, el ecocidio y el socialicidio”.

AGE ha obtenido nueve diputados en las elecciones autonómicas, unos 200.000 votos aproximadamente. Unas elecciones que ha ganado el PP, con más de 453.000 votos, ampliando la mayoría absoluta de la que dispuso en la anterior legislatura.

Ciertamente el PP pierde más de 100.000 votos, pero el estrepitoso derrumbe del PSOE, en particular en la provincia de La Coruña, les facilita conseguir 41 de los 75 escaños en juego.

El triunfo de Beiras y sus compañeros es incontestable, pero la izquierda gallega ha perdido inequívocamente las elecciones, de manera que no hay visos de ninguna “rebelión ciudadana” en marcha en Galicia.

En cambio, la altísima abstención, más de un 36%, evidencia un creciente y más que preocupante desinterés de los ciudadanos, una resignación escachada, un asqueado hartazgo de la política parlamentaria y de los partidos nuevos y viejos. Curiosamente este fenómeno apenas merece la reflexión del PP ni de AGE. Están satisfechos con sus escaños, sus confetis y sus canesús.

En el País Vasco la decepción de la izquierda acude como beleño a un consuelo habitual: las maldades de la ley electoral. Ni una palabra, por supuesto, sobre la división de IU a la hora de apoyar a dos listas distintas. La ley electoral vasca es perversa y así se descubre en cuanto queda meridianamente patente que no se obtendrá ningún escaño.

Al final ocurre que seguimos deambulando por el boulevard de los sueños rotos: para el PP el triunfo de Núñez Feijóo es un refrendo a sus suicidas, estúpidas, liquidacionistas políticas económicas y fiscales, para las izquierdas la esperanza renace el Galicia y para el PSOE los pésimos resultados cosechados no merecen las dimisiones de los candidatos autonómicos, ni la marcha de Alfredo Pérez Rubalcaba, ni el adelantamiento de la Conferencia Política Federal ni nada de nada.

Pero lo que más pavor me produce -porque ahí debería radicar cualquier promesa germinal de cambio, corrección o reconsideración- es que las izquierdas sigan hablando de representar a las mayorías mientras las mayorías votan a la derecha cavernaria o al soberanismo onírico o sangra silenciosamente por sus heridas en la abstención.

@AlfonsoGonzlezJ