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Buenas noticias> Por Alfonso González Jerez

Las más hermosas de las manifestaciones de los dos últimos años son las que están protagonizando alumnos y padres juntos en defensa de la escuela pública sometida a una miserable y suicida desertización presupuestaria y no deben tardar mucho en marchar unidos padres, alumnos y profesores. Y otra buena noticia, espléndida noticia, es que la huelga general del próximo 14 de noviembre se celebrará simultáneamente en España y Portugal. Este infierno cotidiano denominado crisis, y que ya está empezando a causar desnutrición y avitaminosis en cientos de niños canarios, es una crisis política, financiera, económica e institucional de dimensiones europeas y solo una respuesta europea por parte de las fuerzas sindicales y demás organizaciones de la izquierda puede estar a la altura del desafío. Esto no puede continuar así, simplemente, porque el país se desmorona. Esto ya no puede llamarse austeridad: es un asalto en toda regla a los bolsillos, los derechos sociales básicos, a la misma aspiración democrática de nuestro sistema de convivencia política. Esto no es rigor presupuestario: es rigor mortis. La internacionalización de la crítica, la denuncia y el rechazo a la deconstrucción del proyecto europeo y a la priorización de los intereses del capital sobre los derechos de los ciudadanos resulta imprescindible: cualquier atomización partidista, ideológica, territorial o nacional es una debilidad que se paga con el fracaso, la inanidad, la insignificancia.

Y en esta agenda en busca de una metodología adecuada creo que cabe registrar a dos enemigos. El primero, el sarpullido soberanista: esa bobaliconería onírica que no ha aprendido absolutamente nada de la evolución de los estados nacionales en el último medio siglo y que, como cualquier forma de patriotismo, crea un enemigo imaginario en cuya liquidación o alejamiento consiste la felicidad, la prosperidad y la paz. Y el segundo es una izquierda -cualquier izquierda- que considere a la realidad como una mosca cojonera que no deja dormir la siesta del inmovilismo, que confunde voluntarismo victimista con propuestas de reforma y cambio social y económico, que no quiere hacerse cargo de las complejidades fácticas y opta por sustituirlas por convicciones meramente morales. Cualquier necio, dijo Machado, confunde valor y precio, y nada es gratis: ni nuestras pesadillas ni nuestros sueños.

@AlfonsoGonzlezJ