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La culpa la tiene Madrid> Por Francisco Pomares

El portavoz oficial de la compañía Islas Airways (y no me refiero a Daniel Díaz, exconcejal coalicionero de Tacoronte y yerno de Miguel Concepción), sino a ese señor bajito que siempre lleva un terno impecable, que sale a todas horas por la tele canaria y que dicen que se llama Paulino; ese concreto portavoz, en fin, ha responsabilizado a Madrid del cierre de Islas Airways. No sé yo si es que de tanto echarle la culpa a Madrid por todo se le fue el baifo al bipresidente portavoz, o si quiere despistar al propio Concepción, que -aunque públicamente dice disciplinadamente lo que marca el guión- en privado está bastante amulado con su amigo Paulino porque cree que lo dejó tirado.

Lo cierto es que ni lo uno ni lo otro: Islas no ha echado el cierre ni por culpa de Madrid ni por culpa de Rivero. La crónica de la quiebra anunciada de Islas Airways empezó a escribirse en el mismo momento en el que Concepción compró la compañía y pretendió hacer con ella lo mismo que logró con Traysesa, es decir, convertirla en la de mayor facturación del Archipiélago tirando de contratos públicos. Lo que pasa es que no es lo mismo vender al menudeo -los pasajes de avión se venden de uno en uno, excepto cuando uno viaja con la parienta y los niños, o con un grupo del Imserso- que recibir suculentos contratos para empichar carreteras. El Gobierno de Canarias intentó ayudar a Concepción a vender billetes, y en la Administración circularon -en alguna consejería incluso por escrito- instrucciones muy concretas para que los billetes para los viajes de funcionarios y cargos públicos se compraran a Islas, pero eso no fue suficiente.

El Gobierno de Canarias hizo más cosas: hubo consejeros que intentaron ayudar a Concepción pidiendo a empresarios que invirtieran en Islas. Circula por ahí una anécdota muy divertida de Domingo Berriel, que pidió a un conocido empresario grancanario que metiera un par de millones en Islas, y el otro tuvo que recordarle que era ya accionista de Binter. A Berriel debió ponérsele la misma cara que cuando intentó -él consejero lo ha negado, pero llegó a reconocerlo el propio Concepción- que el Gobierno de Guinea Ecuatorial se interesara por la compañía. Eso tampoco sirvió para mucho. Lo que sí le vino en su momento muy bien a Islas (ahora ya no tanto) fueron las gestiones del Gobierno ante CajaCanarias para ampliar más allá de toda prudencia financiera las líneas de crédito de Concepción. Ahora La Caixa se enfrenta a un coladero de veinte millones, que no es moco de pavo… Son esas y las demás deudas que no puede pagar, las que han llevado a Concepción a la quiebra. Madrid no es responsable. Y menos Rivero: el presidente hizo todo-todo-todo lo que pudo. Más de la cuenta.