SIN OBJETIVIDAD - José Antonio Felipe Martín

Una disculpa necesaria – José Antonio Felipe Martín

No creo que sea necesario ser sabio para rectificar en ninguna situación, menos aún en el caso que nos ocupa, cuando el Cabildo ha admitido que el Tenerife Baloncesto SAD había “justificado adecuadamente” la subvención recibida para el saneamiento de la entidad. Me pongo en el primer lugar de los que dudamos lo que podía haber sucedido con los famosos 144.000 euros. Creo que todos los medios informativos, unos opinando libremente, otros quizás azuzados vaya usted a saber por quién, especulamos, dudamos, hicimos burla y opinamos hasta la saciedad.

La escenificación del Cabildo fue buena, a mí hasta me pareció necesaria, organizando una rueda de prensa para desvelar los puntos por los que el acuerdo de convergencia quedaba suspendido. Sí, señores del Cabildo, fueron varios los motivos, pero: ¿no era verdad que lo más llamativo era la no justificación de esos 144.000 euros? Ustedes se han dado cuenta, después de todo lo ocurrido, después de la escenificación, de que el dinero estaba ahí, por lo que quiero pensar que harán otra rueda de prensa afirmándolo con la misma rotundidad. Sería lo justo, más aun cuando Elsa Domínguez, portavoz del Tenerife Baloncesto que ha sufrido en los últimos tiempos como el resto de sus compañeros consejeros, tuvo ayer la generosidad de agradecer su gesto, de considerarlo valiente.

Ni sé ni me interesa el trato que darán ahora los demás medios, casi ni me interesa ya que nadie salga asumiendo su error, pero sí que sería interesante que el Cabildo se posicione, que Carlos Alonso, al que últimamente veo en tantas y tantas fotos, saliera, como ha hecho siempre, anunciando el nuevo plan y que todos supiéramos la manera de dar cordura a una situación, la de la convergencia, la de la fusión, la de esta unidad que parece utópica, que sigue siendo vital a pesar de que la Isla pueda, afortunadamente, disfrutar de la Liga Endesa.

A Victoriano Rodríguez, encajador nato, saco de boxeo de muchos, que tanto habrá errado, seguro, pero que en este caso tenía razón solo le puedo pedir disculpas. Intentar practicar eso que nosotros pedimos tanto a tanta gente pero que nos cuesta tantísimo a los periodistas, a los que tenemos la posibilidad de escribir, de que muchos nos lean, de hablar y de que muchos nos escuchen, pero que a veces no calibramos la gravedad de las palabras. Lo siento.