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Me enamoras – Por María Montero

Me enamoras. Eso es todo. Aunque ¿qué es enamorarse? Enamorarse de ti es como escalar una gran montaña. Cada día es una etapa, llena de sorpresas, de lindos atardeceres y de nuevos desafíos. Me enamoras, cuando tu piel me busca para despertarme, y mis labios se recuestan en los tuyos. Me enamoras, cuando apareces sin ser llamado, sin esperarte.

Me encuentras porque así lo deseas, y mi silueta te deja una huella. Y cuando no estoy… tú sí estás, y tu voz me arropa, y tu pecho abraza mis momentos más bajos. Y en las esferas de largos silencios, a veces siento que voy a estallar de tristeza; sin embargo, un día, sonríes y es como empezar de nuevo.

Volvemos a reencontrarnos. Me enamoras, aun cuando dejas de ser tú, y no te reconozco. Ese día lloro, porque creo haberte perdido. Lloro porque tus muros me parecen infranqueables, y me siento niña, y sólo quiero que vuelvas. Después, entiendo que no te fuiste. Estabas a mi lado, mostrándome a otro niño tímido, y con el mismo miedo, a enamorarte. Si me enamoras con la intensidad con la que renaciste, por haber entrado en tu vida, quizá los dos estemos más que entumecidos por este inesperado regalo. Como aguados por una lluvia tropical que sacude nuestras emociones más fuertes, más físicas, más intensas.

Me enamoras, porque aún te preguntas cómo llegué hasta ti. Cómo te sorprendí, en qué momento me instalé en tus pensamientos, en tu día a día, en tus bañeras de espuma. Tengo sabor a ti, a tus camisas de hombre, a tus besos robados. Ya no quiero besos perdidos, ni tiempos vacíos. Me enamoras, porque me tomas sin racionalizar que existimos, por instinto puro, pero me dices quién soy para ti, de mil formas diferentes.

Me enamoras, te sientes hombre conmigo, me eriges en una mujer deseada, elegida por un sinfín de casualidades, tras un especial camino. Me enamoras; tu valor me sostiene, tú sabes amarme, tu coraje me protege. Y los dos aquí, añorándonos, desnudos, mientras te preguntabas si soy un sueño o me enamoraste de verdad.