... Y no es broma - Conrado Flores

Esto no es Finlandia – Conrado Flores

El último informe PISA deja muy mal parada a la educación española. El rendimiento de los estudiantes de nuestro país en habilidad lectora, ciencias y matemáticas está muy por debajo de lo que se espera de un país como el nuestro. Ahora bien, ¿a quién echamos la culpa?

Los listos de esto dicen que hay que mirar hacia Finlandia y hacer cambios. Unos cambios que vienen capitaneados por muchos de esos pedagogos que aman tanto la docencia que huyeron a cambiar el aula por un despacho desde que tuvieron la más mínima oportunidad. Y ahí, desde su atalaya, despliegan todo un arsenal burocrático con el que creen que mejorarán los problemas de la educación. Esas son sus armas: una suerte de formularios y papelitos inútiles con los que justifican su sueldo y que ofrecen al profesorado la posibilidad de perder la chaveta no sólo dentro sino también fuera del aula.

En cambio, se escucha a pocos establecer vínculos claros entre realidad social y educación, como si el alumnado no viviera en un contexto y en unas circunstancias económicas y familiares que condicionan decisivamente todo el proceso. Parece que nos hemos olvidado que estamos en España, uno de los países que menos lee por placer de toda la OCDE y donde el periódico de mayor tirada nacional, el diario ·IMA, dedica la mayoría de sus páginas a hablar sobre el Real Madrid. Mientras tanto, el 80% de las familias finlandesas acude a la biblioteca los fines de semana. Es gracioso que nos queramos comparar con ellos. ¿Nos ponemos finlandeses? ¿Sabías que allí a los profesores se les exige una prueba artística para superar el acceso a la docencia? ¿Sabías que los mejor preparados y pagados son los de educación primaria?

Pues los que dirigen el rumbo de nuestra educación, en lugar de analizar la influencia del paro, la marginalidad, el escaso acceso a la cultura y la falta de valores con la que convive diariamente el alumnado español, se dedican a diseñar una burocracia con la que han conseguido llevar al profesorado a un nivel de hastío y desmotivación como el que no se recuerda. Porque nuestros educadores, en vez de dedicar su tiempo a enseñar y planificar, se pasan las horas rellenando cuadrículas y peleando con una cantidad de papeles que roza el esperpento.

Que cerca del 25% de las personas de este país viva bajo el umbral de la pobreza y que España tenga la mayor tasa promedio de paro de toda la OCDE (1980-2010) son elementos que no son ajenos a este fracaso. Pero no, al parecer, todo esto se solucionará con más horas de matemáticas y de lengua a la semana a pesar de que ya somos uno de los países que más horas lectivas dedican a ambas materias. La educación es un espejo de la sociedad y, lamentablemente, esto no es Finlandia.