Aunque la situación del pacto en Santa Cruz sea proclamada a modo de fusión nuclear, algunos no desean que este extremo impere. Todo indica que CC tiene como socio un PSOE con rectores de segunda. Y, por tanto, la ciudad también. Ayer, Cristina Tavío me contó en La Mañana, de la Cadena COPE, que no estaría dispuesta a pactar con “esta” Coalición Canaria. Y he aquí el problema. Qué hacer en esta tesitura es lo que se preguntan importantes poderes políticos y empresariales. Algunos ya se están planteando volver la oración por pasiva.

Ya que Cristina no pacta, que pacten sin Cristina. Volveríamos pues al debate de si los personalismos deben impedir que la capital sea gobernada por los mejores (CC-PP) y no por los peores (CC-PSOE). Y es este el momento en el que yo me excluyo de opinar para comentar, únicamente, las cosas de las que me entero. Un destacado perfil empresarial y vecinal no quiere ni a José Ángel Martín, ni a su consejero áulico Felipe Campos, con Bermúdez agarrado por el cogote y a ellos manejando la ciudad. En un encuentro entre CC y PP, Cristina querría ser alcaldesa, pero eso para los nacionalistas es un impensable. CC-ATI no se puede permitir soltar la cuna de su nacimiento y, menos aún, entregarle el bastón de mando a quien representa lo que ellos han sido toda su vida: la representación de la hoy dividida burguesía santacrucera y el tuteo directo con los vecinos. De hacerlo, los nacionalistas no recuperarían el poder en al menos media docena de milenios, y lo saben. Estos días, lejos de entender como cerrada la estructura de regentes de Santa Cruz, existen estrategas de lo oculto estrujándose el cerebro para extraer a Cristina del Consistorio y, posteriormente, proponer un nuevo escenario para reformular el pacto CC-PP.
Podrá salirles bien o no, pero no duden ni un momento que, incluso, desde alguna esquina del PP esta operación se está contemplando. Y es que en Santa Cruz, aunque lo nieguen, puede pasar cualquier cosa. Incluso, todo lo contrario.

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