O aplican el bisturí de urgencia, o pasarán varias décadas sin levantar cabeza. Hablo del PSOE. Escuché a mi amigo Salvador García en una emisora de radio responder, ante el resultado de las elecciones gallegas del pasado domingo, con el argumento siguiente: “Es que el adelanto de las elecciones cogió al partido con el paso cambiado”. Y pienso que tiene razón, pero con un matiz importante, cual es que el paso cambiado del partido no es de ahora: lo tiene desde que Rubalcaba reventó estrepitosamente el apoyo popular con el que el PSOE contaba hasta ese momento. Y no se hizo nada para evitar males mayores.

Males que no se han hecho esperar con los batacazos que el PSOE se ha llevado en las elecciones gallegas y vascas. Ahora toca escudarse en argumentos y panoramas que justifiquen la pérdida importante de votos, todo menos la responsabilidad del partido y de sus dirigentes. También en el PSOE se ha perdido el valor de la autocrítica.

Diré algo que levantará ronchas en la militancia socialista, porque sin lugar a dudas el trabajo del partido en los territorios donde se han celebrado las elecciones (léase Galicia y País Vasco) tiene su parte de responsabilidad en la derrota electoral, pero, sin duda, la nefasta política del PSOE dirigido por Rubalcaba ha tenido una destacada influencia en los resultados. Lo diré más claro: el secretario general del PSOE y jefe de la oposición en el Congreso de los Diputados carece de credibilidad popular, la más baja en la historia del partido. Y cuidado: ¡quedan las catalanas!

Hablo de urgente renovación. De momento, el primer paso debería partir del propio Rubalcaba presentando su dimisión como secretario general, para dar paso un congreso extraordinario que debe servir para cambiar la dirección del partido, el discurso y para aprobar la convocatoria de primarias que elija a la candidata/o de las elecciones generales próximas. Esta reflexión ronda por la cabeza de una gran mayoría de la militancia socialista. ¡Palabra!

juanguanche@telefonica.net