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El paria europeo> Por Juan Manuel Bethencourt

Atentos a esta reflexión escrita en 2006: “España es hoy un país sin un proyecto capaz de aprovechar su potencial. Existe un proyecto dominante en España, articulado por las élites y por los partidos. Pero es un proyecto que no sirve, porque no guarda relación íntima con las características más importantes y fecundas de la sociedad española.

España, un país relativamente pequeño, se está convirtiendo, por culpa de la falta de imaginación de los que ocupan el poder, en un pequeño país. En un país que, al dejar de hablar con una voz diferente dentro de Europa, esta perdiendo contacto con las fuentes de su propia originalidad”. Así se pronunciaba hace unos años el jurista y politólogo brasileño Roberto Mangabeira Unger, catedrático de Harvard, exprofesor de Barack Obama, exministro del Gobierno de Lula da Silva, uno de los productores de ideas más fecundos del planeta pensamiento. En un breve ensayo, arrebatadoramente atrevido, tan original que ha sido desmentido y confirmado (las dos cosas) por el tiempo, Mangabeira lamentaba la incapacidad del sistema institucional español para producir las reformas que a su vez harían del mismo un compendio de herramientas más parecidas a la sociedad en su conjunto, una sociedad capaz, relativamente igualitaria entonces, constituida, como ahora, por una clase media capaz de emprender, de innovar, de conquistar nuevos mercados, de generar prosperidad colectiva. Y frente a ellos, demasiadas veces en contra de ellos, una oligarquía no sólo política, también la derivada de grandes corporaciones acomodadas en el monopolio de hecho.

Mangabeira los define como una amenaza en toda regla para lo que España debería ser, una república (aun monárquica) de iguales. “El problema es que estos iguales no están de hecho en el poder, ya que el proyecto que las élites políticas y empresariales están ejecutando no está dirigido a este grupo mayoritario. Es una alianza ajena a los intereses, los valores y la personalidad de la nación. Esta alianza se basa en el mercantilismo plutocrático, falto de imaginación, conducido con igual ahínco por los dos principales partidos políticos, por las grandes empresas y por los que intentan hablar por toda la nación, empezando por el Rey”, sentencia el ensayista. Hoy, cuando España, y con ella Canarias, representa el papel de problema para Europa, de incómodo paria en la UE, vale la pena pararse a pensar un poco. Podría y debería ser diferente, mas no lo será si no recuperamos lo mejor de nuestro propio legado.

@JMBethencourt