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Pasajero frecuente – Por Francisco Rodríguez Serrano

Por temas de trabajo llevo viajando en avión los últimos seis años, de manera más que frecuente. Hasta hace bien poco lo hacía siempre con Iberia, lo que me llevó a ser considerado un pasajero frecuente, es decir, tener un trato más personal y con algunos privilegios en relación con el resto de viajeros.

Estos pequeños privilegios hacían mis viajes mucho más confortables, y lograron que me sintiera mejor tratado, es decir, que consiguieron lo que busca cualquier empresa: tener un cliente fiel y que hable bien del servicio y de la compañía. Ese trato, que cuesta bastante conseguirlo, y seamos sinceros en esto, generó en mí una expectativa en cuanto a que podría disfrutar del mismo trato si era fiel a otra empresa, pero creo que no va a ser posible.

Para conseguir un cliente fiel y que hable de ti, lo más complicado es que te siga y que te compre, y una vez lo logras y les das una tarjeta por ese esfuerzo que ha hecho, solo hay un paso muy corto para perderlo y volver muy atrás para intentar recuperarlo.

Esto se produce de manera tan simple como no cumplir lo que se promete cuando alcanzas el nivel de pasajero frecuente, es decir, no cumplir con embarque prioritario, con el trato diferente a la hora de facturar y, sobre todo, cuando ves que, en caso de sobreventa, los empleados de esta compañía acceden a asientos business en detrimento tuyo.

Desde luego Iberia no aplica esas técnicas de ninguna manera, pero dos pasajeros frecuentes vimos todo esto en el mismo vuelo de Air Europa, y ambos nos quejamos por lo mismo.

Y para completar el día me perdieron la maleta. Les va a costar convencerme de que vuelva a volar con ellos.

*COFUNDADOR DE ROOM PROYECT | @pacorguezs" target="_blank">@pacorguezs