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Pesca ilegal (yII)> Por Rafael Muñoz Abad*

Les voy a revelar una práctica que les hará ver con otros ojos los ultramarinos y nos hará reflexionar sobre la cara más oscura de los acuerdos pesqueros. El banco mauritano es particularmente rico en especies comerciales como la almeja o el pulpo. El reciente acuerdo con la Unión Europea dejó fuera del tratado a la flota cefalopodera española y Mauritania tiene sus razones. Científicamente asesorado, Nouakchott optó por poner fin a la pesca indiscriminada que amenazaba con la extinción de una veintena de especies.

La realidad es cruel, y lo cierto es que su frágil economía necesita del aporte de los tratados de pesca; pero más cruel es la doble moral de los delegados comunitarios, que a cualquier precio y parapetándose tras entes como la Holland Shellfish buscan que su imagen nunca salga manchada. Una corporación pesquera cuyos buques factoría dragan el lecho marino acabando con cualquier forma de vida. Un desastre medioambiental que ha puesto al borde del colapso las economías familiares que se sostenían gracias a la pesca artesanal. Los acuerdos permiten a Europa y sus mercados, usando firmas “privadas” para tales fines, continuar con el saqueo del ecosistema mauritano; pero a unos costes mucho menores de los que pagarían como institución pública; con el añadido de que, en caso de catástrofe medioambiental, la señalada es una empresa y no Bruselas.

Como colofón a la amoralidad, el gobierno holandés se jacta de que la Holland no emplea artes de pesca indiscriminadas; de no crear efectos negativos al ecosistema; de ejecutar una política de transparencia de cara a los mercados; y de generar beneficios económicos a la comunidad. Una quimera. La realidad revela que la sociedad mauritana dista mucho de beneficiarse de la presencia de estos consorcios pesqueros, pues sus actividades se conducen en aguas costeras; el manufacturado se hace a bordo, por lo que no se genera mano de obra ni se desarrolla una industria de enlatado, y como remate, el lecho marino queda yermo y el hábitat arruinado.

*CENTRO DE ESTUDIOS AFRICANOS DE LA ULL
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