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Pobres – Por José Miguel González Hernández

Según la Wikipedia, la pobreza se muestra como una situación que surge debido a la imposibilidad de acceso a recursos o carencia de éstos para satisfacer determinadas necesidades que inciden en el nivel y calidad de vida de las personas. Puede ir desde disponer o no de un determinado modelo de teléfono móvil, de un seguro privado, de detentar vehículo propio o hasta lo esencial, como es la seguridad, la vivienda, la educación, la sanidad o la alimentación. Dependiendo del estado de las personas, dichas consideraciones pueden originar procesos de exclusión social, segregación social o marginación a la altura o la distancia que cada uno crea conveniente. A lo largo de esta semana hemos conocido varios datos de alta implicación social. Por un lado, la Encuesta de Condiciones de Vida; por otro, la estructura salarial española y, por último, para rematar, la Encuesta sobre la Población Activa (EPA) referida al tercer trimestre de 2012. Y, claro está, todas las tendencias se dirigían hacia las mismas conclusiones. En primer lugar, como el umbral de riesgo de pobreza se calcula cada año a partir de la distribución de los ingresos del año anterior (según metodología Eurostat, el 60% de la mediana de los ingresos por unidad de consumo de las personas) y el nivel de renta per cápita diverge del resto de territorios europeos, Canarias se muestra como la Comunidad Autónoma con mayor tasa de riesgo de pobreza, sólo superada por Ceuta y Melilla. Atendiendo a la distribución salarial que proporciona la encuesta, el salario más frecuente fue inferior al salario mediano (aquel para el cual hay tantos trabajadores con salarios más altos como trabajadores con salarios más bajos) que, a su vez, fue inferior al salario medio. Nuevamente, bajo estos parámetros, Canarias aparece como la Comunidad Autónoma con menores salarios de toda España.

Respecto a la EPA, qué decir: crece el paro, disminuyen las personas ocupadas en un contexto de destrucción de empresas y estructura económica decadente. Si relacionamos dichos datos con las diferentes fuentes de financiación de los presupuestos de una familia, en aquellas donde la principal fuente de ingresos es el trabajo por cuenta propia (en otras palabras, el salario), son los que han experimentado una mayor disminución en el gasto en los últimos años. Por el contrario, los hogares con rentas de la propiedad y del capital y otros ingresos financieros regulares, es decir, patrimonio, como principal fuente de ingresos han sido los que más han aumentado el gasto. De igual modo, los hogares con menor gasto absoluto fueron los que tenían como principal fuente de ingresos los subsidios y prestaciones sociales y las pensiones. Visto lo visto, no tener un trabajo se pone en riesgo de exclusión, pero incluso tener un trabajo ya no te exime de rondar la pobreza. No sólo por la inseguridad en la conservación del empleo, sino porque las condiciones que se exige para el mantenimiento y desempeño del puesto a desarrollar se están convirtiendo diariamente en posturas heroicas atribuibles a la necesidad. Tener patrimonio es otra cosita. Sorprendería además la fiscalidad que afecta a unos y a otros, donde la progresividad brilla por su ausencia. Pero ¿sorprende? No sorprende y no debe sorprender. Cobrando entre el 15% y el 25% menos, creciendo la tasa de paro, destruyéndose empleo consolidado, incrementándose la economía sumergida, agotándose las prestaciones por desempleo y cayendo de forma drástica la tasa de ahorro relativa y el ahorro absoluto de forma imparable, con una política económica defensiva en la Administración pública, que se ausenta voluntariamente de la sociedad eliminando su componente dinamizador y jugando a la supervivencia, ¿qué esperaban?, ¿milagros? No, de eso ya no hay. El único que los hacía lleva prácticamente dos mil años sin aparecer y, según parece, tampoco se le espera.

*DIRECTOR DEL GABINETE TÉCNICO DE CC.OO. EN CANARIAS