G. GULESSERIAN | Tacoronte
La zona de Mesa del Mar presenta una orografía muy especial que hace que el transporte sea un factor importante para cualquier desarrollo que se plantee para esta área costera. Por ello, una de las propuestas del trabajo de investigación diseñado por el arquitecto canario Fernando Menis en el que participaron estudiantes de las Universidades Europeas de Madrid y Canarias y la Yokohama National University, de Japón, es que el acceso a la zona debería ser con transportes libres de dióxido de carbono, como por ejemplo, burros para trasladar la cosecha de los campos del cultivo. Para ello, proponen la creación de pasillos de madera, que servirían como vía de transporte y para proveer a la zona del suministro de agua.
El Ayuntamiento de Tacoronte comenzó hace unos días a elaborar el estudio topográfico del acantilado de playa de La Arena, en Tacoronte, que incluye levantamientos y análisis geotécnicos con el objetivo de prevenir los desprendimientos. Incluso, en caso de ser necesario, no se descarta cerrar la playa un día, confirmó el responsable de Urbanismo y Ordenación y Gestión del Territorio, Ignacio Álvarez.
El concejal explicó que es necesario actual en el acantilado pero ello no resulta fácil dado que la actual normativa no permite edificar. Debido a ello, se ha optado por tener en cuenta soluciones “más económicas, menos impactantes y con mayor rentabilidad”, como las ofrecidas en el citado trabajo. La iniciativa ha contado con la colaboración del consistorio, que ha facilitado a profesores y alumnos todos los medios para poderlo realizar, desde la información, el aulario y los medios audiovisuales, como el acceso a las zonas de investigación y las atenciones protocolarias precisas para hacerlo posible.
El objetivo del workshop está enfocado a una acción de recuperación del territorio afectado por la erosión, basada en la implantación del agroturismo, mediante una intervención arquitectónica que permita rescatar los bancales convirtiéndolos en áreas de cultivo.
Interacción cultural
Este modelo de transformación del paisaje actual englobaría otros aspectos importantes como el social, ya que se produciría una interacción cultural entre agricultores locales y turistas. Por otra parte, un efecto inmediato sería el beneficio geológico, con la recuperación de bancales afectados por la erosión a través de la agricultura, consiguiendo generar un terreno fértil. Este contexto conlleva, a su vez, una rentabilidad económica, generando un nuevo tipo de negocio en el que el agricultor puede conseguir ingresos ofreciendo su trabajo en la tierra, a la vez que contribuye a su rehabilitación y a la protección del entorno paisajístico de la costa.
Una intervención permitiría rescatar los bancales para convertirlos en áreas de cultivo
Otra de las ideas también aprovecha los balcanes para diseñar una pasarela, que juega con la horizontalidad y verticalidad, según la necesidad de contención, realizada con muros de piedra en forma de bucles que permiten generar espacios de descanso. Estos bucles se conectan entre sí y permiten obtener una vista limpia de todo el paisaje.
Un tercer proyecto ha considerado la variedad del ecosistema trabajado para atenuar los descensos en el terreno, creando para ello una terraza dividida, haciendo laderas y escaleras, teniendo en cuenta la salida del sol y la dirección del viento, mientras que otra propuesta sugiere una nueva relación de las personas con el uso del agua y los bancales, mediante la purificación en los hogares, que serviría para el riego y ello permitiría, a su vez, evitar la erosión del suelo. En estas nuevas terrazas de cultivo la gente podría deleitarse de la agricultura y consumir productos frescos.
El último de los trabajos se centra en la vegetación, diseñando terrazas de cultivo adecuadas a las características geográficas de esta zona de Tacoronte y al ecosistema. Asimismo, se reflexiona acerca de cómo se debería comportar la arquitectura y la acción del ser humano para producir un cambio en el lugar.