soliloquios - Ramiro Cuende Tascón

¿Quién se lo pone? – Ramiro Cuende Tascón

¿El cascabel al gato? ¡Casi nada! Estaba dándole vueltas a lo del sonajero del minino y, como siempre, me da la misma alergia ¿Quién se atreve con la fiera?

Lo cierto, aunque moleste, es que nuestra administración no es eficaz. No sé si son los jefes, no sé si la tropa está mal acostumbrada, no sé si el sistema está bichado, no sé si son muchos… No son pocos si el miedo a no se sabe qué los comprime, no sé si juegan al poder, no sé si, como saben que sobran, se hacen necesarios, no sé que les diga… Y lo digo porque no tenemos una administración excesiva en relación con los países limítrofes; lo que tenemos, y es cierto, es que no funciona, no es ágil y no es amable, salvo excepciones.

Creció a destiempo, y aún peor, al amparo de intereses partitocráticos. La partitocracia en España sigue siendo un problema de fondo pendiente de superar. Este es un país nuevo; nacimos no hace cuarenta años -monárquico, partitocrático y mini democrático-, cambiable, primero para ser una democracia monárquica, y algo después, la república de España, un estado democrático, libre y honrado, más parecido a Bután que a China.

La mayoría no habla del asunto, del tigre, por motivos diversos. A saber: uno, mala conciencia; dos, intereses de todo tipo que no se pueden desvelar, y tres, la dejadez. Otros por puro interés. Dejadez que responde a la permisividad y a la españolísima picaresca, la de El buscón de Quevedo o El Lazarillo de Tormes, ejemplo de vagamundos y espejo de tacaños.

El problema no es de cantidad, es de cualidad. ¿Es demasiado grande el sector público español? Si para medirlo manejamos, como se hace frecuentemente, el número de empleados públicos, no parece del todo cierto.

Nuestro sector público tiene un tamaño intermedio entre los países desarrollados: mayor, por ejemplo, que el de Alemania u Holanda, pero netamente menor que el de Italia o Francia. Las cosas se ven distintas si miramos los procesos y los tiempos. Los empleados públicos se han duplicado en los últimos 20 años. Entre los años 2006 y 2011, mientras que muchos países contenían o reducían sus administraciones, el sector público español creaba 565.000 empleos (¡el 47%!) En plena crisis, después del año 2008, cuando el país ya destruía empleo diariamente, la administración creció en unos 250.000 puestos. El problema apunta a orden, también a una expansión loca, más que al tamaño de la cosa. No es banal ¿Cuánto durará? No sé.

Les deseo un día tranquilo, sin trámites ni ventanillas con numerito.