el cráter>

Sin cordura> Por Juan Carlos García

Hasta con poner un pie en la calle y entablar conversación con la primera persona conocida que uno se cruce en su camino para atestiguar la sensación de desmoronamiento, por momentos, existente en una parte importante de la sociedad. Los responsables públicos y privados, tanto isleños, nacionales como internacionales, en un porcentaje cada vez más amplio, no saben, no pueden o no quieren establecer soluciones para frenar el deslizamiento por un tobogán que nos conduce a un futuro de hace treinta años. Estimado lector, usted convendrá con expertos y sesudos analistas que nunca tantos dieron tanto dinero a tan pocos y tan ricos sin pedir nada a cambio. Algo así es lo que llevaron a cabo los países de la Unión Europea para con un puñado de bancos y lo que está a punto de repetirse, secundando la primera acción acometida por Estados Unidos a los suyos. Asimismo, tal y como reflejan estos días diferentes análisis y comentarios, se percibe una sensación mayoritaria de que desde hace unos cinco años se ha gastado mucho más dinero en rescatar a las grandes entidades bancarias que en ofrecer las ayudas necesarias a los ciudadanos que se están quedando por el pavimento de la recesión. Fuera de las fronteras, si la política de la actividad comercial china resulta tan deplorable como efectiva gracias a la connivencia de los países occidentales, la política social de Arabia Saudí se confirma tan autoritaria como vejatoria. A esto le añadimos que una empresa como Ikea, de sobra conocida por estos lares, de uno los países europeos paradigma de los valores democráticos como es Suecia, se ve inmersa en un trato ofensivo y degradante hacia la mujer por borrar toda presencia femenina de su catálogo saudí. Dónde está la responsabilidad y la cordura de países democráticos en los negocios con las dictaduras. Así, no hay nada que hacer.