JUAN S. SÁNCHEZ | Santa Cruz de Tenerife
El pabellón Santiago Martín vuelve a acoger un duelo entre polos opuestos de la competición. El líder, el invicto y poderoso Real Madrid, visita a un CB Canarias que no conoce la victoria. En un partido cuya previa está plagada de contrastes, el Canarias quiere romper todos los pronósticos y dar con la clave para sumar el primer triunfo de la campaña.
Será un partido para jugarlo sin complejos y faltándole al respeto al rival, deportivamente hablando. Así lo hizo el Kimkhi ruso el pasado viernes y en el cara o cruz del final del encuentro la moneda salió cara. Menos de 48 horas después, con un viaje de ocho horas a sus espaldas y con la cabeza agachada tras sumar el primer revés del curso, el equipo de Pablo Laso se presenta en Tenerife, un lugar donde nunca ha perdido en partido oficial y donde le espera un Canarias envalentonado.
Ser valiente es la única vía hacia el triunfo y el equipo de Alejandro Martínez promete serlo ante el gigante blanco. El técnico de los laguneros no concibe el baloncesto de otra forma y el equipo ya ha tenido tres jornadas para darse cuenta de que está en la máxima competición nacional. Ahora, con los pies en el suelo y con el respaldo de un pabellón lleno en el que estarán sus más de tres mil fieles abonados, el Canarias quiere armarla bien armada.
“El Real Madrid es un rival muy completo ante el que tendremos que hacer las cosas muy bien”, señaló Alejandro Martínez esta semana en la que se confirmó la baja de Jaime Heras por un mes. “Lo dejaremos todo en el campo por nosotros y por los que forman parte del baloncesto en esta Isla”, dijo un Martín que prometió que “vamos s er competitivos y así tendremos opciones de ganar el partido”.
El Real Madrid no asusta. Sus cifras dicen que es el que más anota (93 puntos por partido), el que más valora (105 por partido), el segundo mejor en porcentaje de triples (43’9 por ciento), el primero en recuperaciones (11 por partido) y el primero en tapones (cuatro por partido). Al Canarias le da igual, hoy quiere faltarle al respeto.