a toda máquina>

La toalla sobre la lona sudorosa> Por Román Delgado

Señoras y señores de este patético Gobierno, gente de la cosa pública en el Estado, sepan ustedes que, si ya no intentan liquidarnos, sólo cabe decir que lo disimulan de la peor manera. Nos han metido de lleno, con la cabeza bien debajo del agua, en el Estado del malestar, y lo que queríamos era el Estado del bienestar, ¡recuerdan!; nos han alejado lo suficiente del continente europeo, cuando lo que pregonaban era hacer de nosotros, a base de ayudas y subvenciones, un archipiélago casi al ladito del islote de Perejil, y nos han hecho añicos, nos han rematado, con dos bombas terminales llamadas presupuestos, una tipo 2012, más liviana, y otra tipo 2013, mucho más mortífera, para ya no poder escapar, ¡ni de coña! Pero ¿no nos habían dicho, por pasiva y por activa, junto a una pelota de gofio, en un arrastre de los de Pedro Molina e incluso en un asadero de carne de cochino negro que “nuestro objetivo político es el ciudadano y su porvenir”? Pero qué se creen… El domingo, por sólo poner un ejemplo de lo mal que engañan, hasta el presidente del Parlamento de Canarias, Antonio Castro, se sinceró, y no más de la cuenta, sino en la misma mediana. Dijo Castro que “la Cámara regional no siempre representa los intereses generales”. Ya lo sabíamos, y lo mismo en otros parlamentos. No todos somos tontos. Estado del bienestar lo llamaban, hoy Estado del malestar; y más cerca nos querían tener, cuando quisieron decir más lejos, más en el centro del Atlántico norte. Así, de la manera que ustedes hacen las cosas, con Cardhu, buenos riojas y exquisitos ibéricos en aviones de lujo, o con humareda de puro, igual hasta cubano, en el asfalto de la Gran Manzana, poco se arregla y todo se incendia, más con el combustible que se echa en los consejos de ministros. Cada vez más lejos. Tan lejos que están a punto de perdernos de vista. Delibes ya lo dijo a su manera: “Que paren la Tierra, que quiero apearme”. Yo también, señores del PP.

@gromandelgadog