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Acrílicos de Catalina Moldovanu – Joaquín Castro

Catalina Moldovanu, centroeuropea de origen alemán, presenta en el Círculo de Amistad XII de Enero su exposición de acrílicos que se podrá visitar justo hasta mañana.

Artista que ejecuta una obra con oficio e inteligencia, hago mención al cuadro que titula Leonardo da Vinci, buscando en él la belleza, no solo del cuadro sino del personaje que le atrae y le fascina. Un trabajo arduo, meticuloso, por lo tanto exquisito, sorprendente en cuanto a montaje, huyendo de todo formalismo, para adentrarse en geométricas particularidades, proporcionando al espectador una extraña y enigmática belleza, figuras y personajes, elementos también, formando un conglomerado cosmopolita plagado de misterio. Temas como los que titula, El acuario de Casanova, Katharsis o Kirie Eleison responden a estas premisas.

Catalina Moldovanu-Giebl es una artista que hace posible lo irreal y se encuentra en la búsqueda de lo más innatural. La historia del arte universal ha sido y seguirá siendo una búsqueda de las formas más idóneas para manifestar técnicas y estilos que permitan al creador desarrollar sus inquietudes y su concepción vital del entorno.

Esta pintora, en sus cuadros Regalando la vida, La ceniza quiere subir, Todo un sueño, nos demuestra con generosidad sus excepcionales aptitudes como artista. Su pintura enriquece la fuerza de la perfección cromática, de estilo inconfundible que la transporta al juego mágico de sus contrastes, demostrando al espectador que es mujer con una investigación infatigable.

Una obra llena de sensibilidad, de agradable observación, en un espacio para muchos puristas del arte discutible, en cuanto al entorno expositivo, pero abierto a un público heterogéneo, que favorece la expansión de la obra de la pintora.

Hay pintores cuya creatividad sorprende y atrapa a un espectador a veces desprevenido y otras, muy acostumbrado al arte. En ambos casos, la frase, fuera de lo común, fluye de sus mentes, puesto que contemplan una obra que sabe inducir a quien la contempla a un complejo entramado de sensaciones, a través de una labor que profundiza sin contemplaciones en nuestro interior, y sin la más mínima piedad, consigue que el visitante reaccione y reflexione.

A Catalina Moldovanu puede aplicársele la anterior descripción. Es una obra contundente e implacable, poderosa… Única. Trazo fuerte, decidido, vehemente, electrizante. Juegos cromáticos, luminosos y sugerentes, de una obra temática variopinta e imaginativa, como vemos en toda la exposición, bien estructurada a nivel compositivo.

Obras de diálogos con el subconsciente, impactos emocionales a la búsqueda de lo bello, consiguiendo resultados integradores en espacios preconcebidos, en los que la técnica se impone sobre lo descriptivo.