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Brotes verdes> Por Juan Manuel Bethencourt

Deberíamos, en este país, ser capaces de abstraernos de la servidumbre a la propia hermandad para analizar los acontecimientos desde una perspectiva un poco más realista. Es llamativo el debate que se han montado el PP y el PSOE -que tanto monta, monta tanto, porque mimetizan su conducta- a cuenta de los últimos datos sobre la economía española. Abrió el fuego la ministra Fátima Báñez, una responsable de Empleo ciertamente inverosímil, cuando afirmó que España empezaba a salir de la crisis pocos días después de conocerse datos de paro próximos a los de un Estado fallido: 5.778.000 desempleados, el 25,02% de la población activa.

Ante tamaño desatino el Gobierno del PP ha optado por defenderse al ataque, afirmado que sí, que la luz al final del túnel comienza a asomar, todo ello al amparo de los ajustes presupuestarios, el incremento recaudatorio que viene de la mano del IVA y el oxígeno proporcionado por los anuncios aún no materializados de la compra de deuda española por el Banco Central Europeo y el rescate bancario. Y así hasta ver por escrito el vocablo otrora maldito: brotes verdes. Esto no remonta a una fecha, mayo de 2009, cuando la exvicepresidenta Elena Salgado decidió atar su legado político a esta afirmación frívola, amparada en raíces muy débiles, como lo eran un breve incremento de la confianza de los consumidores y un aún más efímero retroceso de la morosidad.

Pero los números son los números: el Partido Popular atacó sin piedad a la señora Salgado por semejante afirmación, y entonces eran 3.644.880 los desempleados en España, o sea, más de dos millones menos que ahora, lo que al partido de Mariano Rajoy le parecía una cifra escandalosa. Es preciso mirar al pasado para entender la total ausencia de credibilidad del actual Gobierno central: de una oposición crispante a las actuales exigencias de lealtad a una política económica, antes y ahora, que estaba y está muy por debajo de las exigencias del momento. Pasa lo mismo con la prima de riesgo: los mismos que atizaban a Zapatero por un sobreprecio de 300 puntos básicos nos dicen ahora, con Rajoy al comando, que 415 no está tan mal después de todo. Igual con el rescate y con tantos episodios más. Una forma de gobernar, un discurso y una filosofía política tan fugaz como estos tiempos en los que el ciclo de noticias vive unas horas para esfumarse en la amnesia de la sobreinformación.
@JMBethencourt