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Gaza celebra extasiada la tregua con Israel, en la que ve una clara victoria

EFE | Gaza

Las calles de Gaza, que durante la última semana vivían un silencio solo roto por los estruendos de las bombas israelíes y de los cohetes palestinos, se llenaron esta noche de bocinas, gritos y ruidos al entrar en vigor a las nueve en punto hora local (19.00 GMT) una tregua acordada con mediación egipcia.

Los petardos, pitidos de claxon, gritos, eslóganes triunfales desde la megafonía de las mezquitas y los disparos al aire sustituyeron a los sonidos bélicos.

Desapareció el ruido de los aviones no tripulados israelíes, las calles de Gaza capital se llenaron de coches y miles de palestinos (en su mayoría, varones) se arrojaron al exterior para levantar los brazos con el signo de la victoria, ondear banderas -palestinas, de Hamás y de la Yihad Islámica- y compartir con sus vecinos la felicidad de la llegada de la calma.

“Estoy feliz, muy, muy contento. Esto es una victoria para Hamás. “¡Hemos ganado!”, declaró a Efe entre gritos, Ahmed Mohamed, que había salido a celebrar el fin de las hostilidades en la Plaza de Gaza.

“Espero que la tregua dure mucho tiempo. Pero, bueno, sabemos que no será demasiado. Cada cuatro o cinco años Israel hace una guerra con nosotros, pero al menos durante un tiempo habrá calma”, añadió, sonriente.

Hamás ha vendido este alto el fuego como una victoria sobre su enemigo, una de las potencias militares más importantes del mundo, y así lo verán los palestinos si, como afirma, el levantamiento -al menos en gran parte- del bloqueo que Israel mantiene sobre Gaza desde hace seis años es parte del trato.

Por primera vez en ocho días, muchas tiendas abrieron, quizás más que para vender para demostrar que la franja sigue viva y que sus habitantes están deseando regresar a la normalidad de sus vidas.

A las afueras del colegio Gaza Il Ijdide, decenas de familias, desplazadas por el conflicto y que se habían refugiado en esa escuela de la ONU huyendo de los bombardeos, salían con sus enseres para volver a sus casas.

Apenas han pasado un día y medio en el refugio, pero antes, vivieron una semana de intensos bombardeos que les aterrorizaron y les impidieron salir de casa.

Ninguno quería esperar a mañana: apilaban sus colchones y mantas en taxis, coches de amigos o familiares o en carretas tiradas por burros para llegar lo antes posible a sus hogares en el norte de la franja.

Mahmud, residente de Gaza capital en la treintena, que se vistió para la improvisada celebración nocturna sus mejores galas, declaró a Efe que “Gaza es dura como una roca. Israel no conseguirá romperla”.

“Todo el mundo está contento, todos salen a las calles porque hemos logrado estar firmes con Israel y ganar”, dijo el joven Mohamed Ayad que, en estos momentos de alegría, se lamentó también por “las muchas personas que han perdido la vida en los bombardeos aéreos israelíes” de los últimos ocho días.

El número de muertos ascendió a 162 y a más de 1.300 el de los heridos que han sido víctimas de esta última oleada de violencia en Oriente Medio.

Del lado israelí, cinco personas han muerto y alrededor de medio centenar resultaron heridas en ataques de la última semana.

Tras el anuncio del acuerdo, pasadas las siete de la tarde hora local (17.00 GMT), el ambiente empezó a cambiar en la franja, aunque todavía se sentían dudas y la gente no se lanzó a las calles hasta estar seguros de que no corrían peligro, minutos después de la entrada en vigor del alto el fuego.

El Ministerio de Interior de Hamás había advertido a la gente de no hacerlo hasta entonces por temor a los ataques.

De hecho, ambas partes apuraron hasta el último minuto antes del comienzo de la tregua para lanzar los últimos cohetes y las últimas bombas, que provocaron en Gaza la muerte de un menor y heridas a varias personas.

En la última hora antes de las nueve de la noche, Israel bombardeó con intensidad la franja pero, cruzado ese umbral, tras ocho días de fuego, llegó un silencio que pronto fue sustituido por gritos de victoria.