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Huelga política – Román Delgado

A mí me enseñó Miguel Ángel García Jorge, el Travesía (¡recuerdos, amigo!), que los artículos periodísticos, al menos estos, se deben iniciar colocando el título en la caja correspondiente. La caja, para entendernos desde el principio, es el espacio en el que se ponen las letras que luego dan forma al mensaje más sintético llamado título.

Antes de empezar a rodar con esta columna, ya había pensado cuál debía ser el título, pero creo que esta vez, en honor al Travesía, fallecido joven y repleto de sabiduría (en accidente de tráfico), lo haré al revés; o sea, que le voy a llevar la contraria a Miguel Ángel, y esto lo hago por si así, con esta sana gamberrada, el hombre va y se despierta de sopetón, que él se fue en plena bonanza (o casi), y así ve toda la mierda que ahora hay aquí abajo. Si no me equivoco, el Travesía ayer no hubiera aparecido por la redacción, y ello pese a que le encantaba, adoraba, el oficio de meter letras en cajas vacías. El Travesía habría estado ayer montando el escándalo en la calle, participando en esta huelga general y política, muy política, que es como tienen que ser todas las huelgas: justo así y también por definición.

Seguro que al Travesía me lo hubiese encontrado en ese pelotón de gente gritona con muchas razones en la boca, entre cartelería heterogénea con mensajes homogéneos. Al Travesía lo hubiese tenido enfrente pidiendo justicia, vociferando soluciones, mentando la madre que los parió… El Travesía ayer no estaba (muy claro), pero yo buscaba entre el mogollón a alguien como él, a alguien con el que bajar hacia el mar para echar unas lágrimas pensando en que esto sí es una huelga política, y con razón. ¿Verdad que sí, Travesía? Pues claro. Pondré el título inicial. Me rindo.

@gromandelgadog