el fielato > José David Santos

Jediondos – José David Santos

Hace unos días en una conversación de cafetería con terraza en Santa Cruz un conocido me preguntaba mi opinión sobre la suciedad en nuestra querida capital. A punto de comenzar un diatriba sobre lo complejo de mantener limpia una ciudad, de la diferencia entre la realidad y la percepción, de la necesidad de incrementar recursos y demás, me fijé en que a nuestro alrededor se acumulaban colillas de cigarrillo por todos lados pese a que en cada mesa de la pequeña terraza había un cenicero. Mi respuesta fue el simple gesto de señalar al suelo y decir “tenemos la ciudad que queremos”. Mi interlocutor me refutó una teoría tan escasa en argumentos, pero no pudo añadir más cuando, a pocos metros, un coche aparcado abría una de sus ventanas y caía al suelo el envoltorio de lo que parecía ser una chocolatina. “Sí, la verdad es que somos unos jediondos”. ¿Cómo vamos a pedir a una ciudad que sea limpia si los que la habitamos no lo somos? Pues abogando por que el Ayuntamiento ponga un barrendero en cada esquina y eso, a la par que inviable económicamente, es de señoritongos. Por eso, y trasladando tal contradicción a otros ámbitos, no deberíamos de quejarnos demasiado de los políticos “tan mediocres que tenemos”, de los empresarios “usureros”, de los sindicatos “vendidos”, de los periodistas “poco ecuánimes” o de la telebasura que nos ofrecen porque, igual, es que nos merecemos todo eso a tenor de cómo nos comportamos como ciudadanos.

Si una sociedad está desmembrada, es vaga, inculta o trilera no le pidamos a quienes la dirigen que sean distintos a eso. Empecemos desde abajo. Es el momento y es lo que necesitamos porque el primer paso para que las calles estén limpias es no ensuciarlas.

@DavidSantos74