la última (columna) > Jorge Bethencourt

Lo que nos pasa – Jorge Bethencourt

De la huelga general hay opiniones. Fue importante. Lo sorprendente, con el cabreo que hay, es que no se haya lanzado todo el país a la calle, contando conque ya hay seis millones de personas que lo están. Tal vez sea porque convocaban los sindicatos. Sobre las manifestaciones, desde luego, hay pocas dudas: fueron masivas. La cuestión hoy, un día después, es para qué han servido.

La descalificación radical del conjunto de instituciones sobre las que se soporta nuestro sistema de libertades es un discurso muy peligroso, porque es el abono perfecto para el fascismo. Pero los principales responsables del descrédito institucional de nuestra democracia son, desgraciadamente, aquellas organizaciones que en tres décadas se han ocupado, con la entusiasta colaboración de los medios de comunicación de masas, en hacerlo todo de la peor manera posible. Es con ellas con las que está mayoritariamente cabreado y decepcionado el personal que ayer salió a la calle, aunque de forma especial se descalifique hoy al Gobierno.

El ejecutivo del PP está aplicando recortes de inversiones y esquilmando la economía con mayores impuestos. Aplica un curioso cóctel molotov de medidas liberales y socialdemócratas. Hay quienes piden otras. Pero la única salida para el que pide dinero es la que le marca quien se lo presta.

La doble estrategia, recorte de inversiones por un lado y esfuerzo fiscal por el otro, nos lleva de cráneo. El gran problema es el gasto. Una forzosa reforma en profundidad de la arquitectura barroca del Estado, desde el centro a las periferias. Todo el mundo, desde los becarios a los mineros, desde los agricultores a los industriales, quiere más dinero. Pero no hay. Se lo dieron a los bancos que se fundieron nuestros ahorros en el globo del ladrillo.

Esta nueva huelga general no va a cambiar nada. Porque el margen de negociación de éste o de cualquier otro Gobierno en España se aproxima a cero. Debemos tanto dinero que no existe otra alternativa que el doloroso torniquete que se ha aplicado sobre la clase media para detener una hemorragia que roza ya el billón de euros (cuatro veces el dinero que ingresa al año la caja del Estado). Sobre la clase media. Porque con el resto no hay ni claras ni yemas. La gran reforma del gasto de estructura. El fin del mundo aparte de toda una corte. Ese no era el tema de ayer. Pero ese es el tema. Acaso por eso, por serlo, sigue siendo el asunto medular que nadie quiere enfrentar. Porque como decía Ortega, la primera condición para el mejoramiento de la situación presente es hacerse cargo de su enorme dificultad. Claro que también dijo que en las grandes crisis normalmente lo que nos pasa es que no sabemos lo que nos pasa.

@JLBethencourt