VICENTE PÉREZ | Güímar
Las canteras de áridos de Güímar, ya clausuradas, han abierto en el cauce del barranco de Badajoz unos hoyos que oscilan entre 80 y 100 metros de profundidad y con unas dimensiones equivalentes a cinco campos de fútbol en algunos casos, alterando el cauce y creando un riesgo de graves riadas en la costa, en especial al Puertito de Güímar.
“Si los dejamos, excavan hasta Australia”, afirma de manera hiperbólica el alcalde, Rafael Yanes, consciente de este peligro y del impacto paisajístico. De ahí, explica, que asumiera como uno de sus “proyectos más importantes” el cierre de estas industrias para la restauración del paisaje y la canalización del barranco.
En la actualidad, y tras el precintado de estas areneras en 2008 por carecer de licencia municipal, ya no queda ninguna en activo, y, según recuerda Yanes, perdieron los recursos contencioso-administrativos que presentaron sus propietarios contra esta medida municipal.
El siguiente paso ha sido la declaración de la caducidad de las autorizaciones mineras por parte de la Dirección General de Industria del Gobierno canario, trámite cumplido ya con cuatro areneras (tres de ellas por graves incumplimientos de la restauración y una por acatamiento a una sentencia del Tribunal Supremo que anula la autorización). Quedan, por tanto, dos autorizaciones pendientes de igual medida, y el alcalde espera que la Consejería de Industria disponga de los informes jurídicos correspondientes para resolver su caducidad antes de que finalice el presente año.
Culminado este proceso, y según las estimaciones del regidor municipal, en 2013 el Cabildo iniciará la modificación del Plan Insular de Ordenación del Territorio (PIOT) para que todo este suelo de uso minero, que abarca cuatro millones de metros cuadrados, sea catalogado como rústico de protección agraria.
Será a partir de entonces cuando se pueda plantear la restauración de este “paisaje herido” y la canalización del barranco. “Yo confío plenamente en el compromiso personal del presidente del Cabildo, Ricardo Melchior, y de la consejera de Planificación, Pino de León, para sacar adelante este expediente”, manifestó ayer Yanes, durante una visita a la zona. Y no vaciló al advertir de que están “ante un auténtico problema de seguridad: si hay una riada, y en 1826 pasó una terrible, existe un gravísimo peligro para la autopista y el Puertito, pues el cauce está tan alterado que no se sabe por dónde saldrá el agua”.