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Recompensa al servicio a la Isla – Por Ricardo Melchior Navarro

El Cabildo insular ha condecorado esta semana con su más alta distinción, la Medalla de Oro de Tenerife, a la Congregación Salesiana y a la Caja Rural tinerfeña. Además, en el mismo acto, la corporación también ha querido rendir tributo a Wladimiro Rodríguez Brito, con su nombramiento como Hijo Adoptivo de la Isla, que es la máxima recompensa otorgada a una persona no nacida en Tenerife. Con este homenaje múltiple, desarrollado en una ceremonia solemne y emotiva, se plasma el reconocimiento y la gratitud hacia quienes se han significado en el desarrollo de trayectorias ejemplares.

El honor otorgado a la Congregación Salesiana simboliza el agradecimiento para quienes nos impulsan cada día a apreciar la alegría de existir, del poder trabajar y de la entrega a los demás. Porque no hay que olvidar que el objetivo de su acción educativa es la formación de “buenos cristianos y honrados ciudadanos”, mostrándoles el camino de la conducta en la vida y contribuyendo de una forma importante al progreso y bienestar de nuestra sociedad. Con tal propósito, se instalaron en nuestra Isla en 1943, para emprender una tarea formativa encomiable, dirigida fundamentalmente a niños y jóvenes en clara desventaja social.

Tras casi 70 años de fructífera labor pedagógica y social entre nosotros, la preocupación principal de la familia salesiana sigue centrada en los jóvenes que por su capacidad, aptitud o necesidad precisan de una pronta inserción en el mundo laboral. En tiempos complicados como los presentes, cuando la recesión económica se hace más aguda y escasean las alternativas, orientan la educación mucho más allá de lo puramente académico, siempre inspirados en la misión pastoral de Don Bosco y su sistema docente, mediante la organización de actividades que no se ciñen exclusivamente a su alumnado. El caso de la Caja Rural tinerfeña -hoy bajo la denominación de Cajasiete- resulta igualmente ilustrativo sobre el compromiso de una entidad por su tierra. Radicada en nuestra Isla desde hace 50 años, con una nítida vocación regional, hoy en día es la única entidad de ahorro netamente canaria que opera en el Archipiélago, donde trabaja, reinvierte y decide. Sobre las bases del cooperativismo agrario, sus impulsores iniciales fueron capaces de responder a la demanda de crédito surgida en el sector primario, tarea por la que siempre se le ha reconocido en el mundo rural.

El rigor y la cordura aplicada en su gestión han hecho de Cajasiete una entidad modélica, capaz de soportar la coyuntura actual con un alto grado de solvencia. Dicha capacidad no sólo le permite atender las necesidades de socios y clientes, sino también llevar adelante los planes de consolidación y expansión regional que se ha trazado, con lo que ello supone para la actividad económica y el mantenimiento del empleo. En los tiempos que corren, especialmente complicados, Cajasiete evidencia el éxito de la labor desempeñada por sus rectores y el arraigo logrado entre nuestras gentes.

De Wladimiro Rodríguez Brito cabe decir que lo ha dado todo por el Cabildo y por la Isla. Después de 20 años de consejero insular, no hay rincón de nuestra geografía, sobre todo dentro del mundo rural, donde no haya puesto sus pies, en contacto permanente con los habitantes de cada pueblo, sin reparar en días ni horas. Porque así ha entendido siempre la gestión pública y su defensa del medio ambiente y del sector agrario. Desde sus orígenes en La Palma hasta su asentamiento en Tenerife, ha seguido una trayectoria modélica de compromiso con su tierra y con el pueblo que la habita.

En todas las vertientes desempeñadas, como hombre del campo, como profesor e investigador y como servidor público, en Wladimiro hallamos a la persona íntegra, juiciosa y cabal. Quienes hemos tenido la fortuna de conocerle y trabajar a su lado, sólo podemos expresar nuestra gratitud por lo mucho que nos ha aportado. Y ese agradecimiento adquiere ahora carácter colectivo con el homenaje de la Isla en la que se estableció y desarrolló como persona. Amante del campo, la agricultura, la naturaleza, la sencillez y el trato directo con la gente, seguro que son éstas las semillas que justifican su sabiduría. La Congregación Salesiana, Cajasiete y Rodríguez Brito representan, en definitiva, tres expresiones distintas de una idéntica vocación de trabajo y servicio a la comunidad, que les hacen más que merecedores de esta recompensa institucional. Tres maneras de hacer que otorgan especial valor a los méritos contraídos por todos, entidades y personas, hasta el punto de convertirlos en modelos a seguir, dentro de la tarea colectiva de contribuir al progreso de la tierra que queremos y de la que nos sentimos plenamente orgullosos.

*PRESIDENTE DEL CABILDO DE TENERIFE