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El ‘show’ político del martes> Por Leopoldo Fernández Cabeza de Vaca

Todo está preparado para el show político que se desarrollará el martes próximo en sede parlamentaria. Como viene siendo habitual, el Gobierno autonómico tratará de responsabilizar al de España de todos los males -bueno, de casi todos, porque algunos no puede endosárselos ni a martillazos- que sufren y padecen las Islas a cuenta del proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado para 2013 que “maltratan a Canarias porque -el presidente Rivero así lo afirma- no recogen una financiación justa, incumplen el Régimen Económico y Fiscal (REF) y reducen las inversiones para las Islas en un 40%”. Lo cual es rigurosamente cierto, y así se puede acreditar con cifras en la mano.

Claro que si repasamos los Presupuestos del Estado de este 2012 también podría quejarse el Gobierno de rebajas inversoras que dejan al Archipiélago en mala posición económica. Seguramente dirían lo mismo, de ser preguntadas, las demás comunidades autónomas españolas, sean o no del PP. Porque todas, absolutamente todas, han sufrido recortes y restricciones, unas más que otras, claro, y puede que ninguna tanto como Canarias, que es el mensaje que al Gobierno autónomo le interesa trasladar a la ciudadanía. Basta repasar las declaraciones que estos días van soltando distintos presidentes y/o consejeros de Economía y Hacienda para constatar un montón de quejas lastimeras.

DESDE SIEMPRE, INCUMPLIMIENTOS
Así las cosas, el pleno “urgente y extraordinario” convocado para el día 6 por Castro Cordobez a instancias del Ejecutivo debatirá la postura del Gobierno que preside Paulino Rivero sobre el proyecto de Ley antes citado. Es el complemento al “plante” que, a modo de protesta, retrasa unos días la entrega a la cámara legislativa de los Presupuestos canarios de 2013 hasta ver qué suerte corren las enmiendas presentadas a las cuentas estatales. Se fuerza así que los diputados olviden sus responsabilidades sobre asuntos que les conciernen de manera directa para, en su lugar, examinar las intenciones del Gobierno central en un ejercicio perfectamente inútil, sin el menor efecto práctico. Siendo cierto que Rajoy incumple el REF, que obliga al Gobierno central a realizar en Canarias una inversión pública no inferior a la media nacional, no es menos verdad que el mismo REF se incumplió en 2011, y en 2010… y así hasta 1991. Por acción y por omisión, las responsabilidades son atribuibles a los gobiernos de CC, PP y PSOE. Lo que no se puede pretender es que el Ejecutivo central asuma las culpas habidas y por haber cuando apenas lleva diez meses en el Poder. Se trata de un despropósito que nadie en su sano juicio puede aceptar, salvo que se pretenda que la ciudadanía comulgue con ruedas de molino.

Supongo que, en su comunicación al Parlamento, el Ejecutivo aludirá a la injusticia que supone ese incumplimiento del REF “y la permanencia -son palabras textuales del presidente Rivero- de un sistema de financiación injusto que permite que cada canario reciba del Estado anualmente 384 euros menos que un ciudadano peninsular”; un sistema consensuado en 2009 y ensalzado hasta la extenuación por quienes hoy lo critican sin piedad. Eran, claro, otros tiempos, casi de luna de miel política con Zetapé. Pero ya entonces las cuentas estatales reflejaban, como lo harían en 2011, recortes en las partidas que derivaban del Plan Canarias (25.000 millones de euros de ficha financiera para diez años, a 2.500 millones por año), aprobado por el Gobierno socialista en octubre de 2009 en un Consejo de Ministros en Las Palmas que luego resultó un timo de tomo y lomo. Pero la cosa no fue a más, por eso de la doble vara de medir: ni plenos extraordinarios del Parlamento, ni declaraciones beligerantes contra el Gobierno zapateril y contra algunos de sus miembros o contra el PSOE. ¡Qué razón tenía ese monje del Císter, San Bernardo, que formuló los principios básicos de la mística (o razón oculta) cuando decía aquello de que “la culpa no está en el sentimiento, sino en el consentimiento”.

Ahora se pretende que el PP cargue con todas las responsabilidades por el dinero del que el Gobierno central priva a Canarias, que es mucho. No voy yo a justificar tamaña injusticia y falta de sensibilidad con estas Islas y con sus habitantes, pero creo que ya está bien de centrar todo el problema en Madrid. Otras comunidades, incluidas las que gobierna el PP, se hallan en similares circunstancias y han recibido la misma respuesta de Rajoy. No hay dinero, ni posibilidades de obtenerlo en los mercados. Toca apretar el cuchillo entre los dientes, que dijo el rey don Juan Carlos, y ponerse a trabajar pensando en sacrificios, esfuerzos al límite y retroceso en derechos, por la pérdida inevitable de recursos económicos. Si el Gobierno de Canarias hubiera adoptado las medidas administrativas y de recorte que en 2009 dejó apuntadas Soria -y que el presidente guardó en una gaveta tras calificarlas de “ocurrencia”-, hoy estaríamos en mejores condiciones para afrontar la enorme crisis que nos azota.

EL BUEN GOBIERNO
Comprendo que el Ejecutivo autonómico reclame en el Parlamento el apoyo de todas las fuerzas políticas para la defensa del interés general de los canarios “por encima de los interese partidistas de cada cual”. Pero sabe bien el presidente que ninguna declaración institucional, ningún acuerdo parlamentario, va a torcer la voluntad de Rajoy de seguir adelante con los planes de ajuste que le exigen Europa, los organismos internacionales y los mercados. Pese a perder en dos años un 40% de financiación estatal, y aun suponiendo -y es mucho suponer- que se acepten ligeros retoques finales en el periodo de enmiendas a los Presupuestos del Estado -en materias tan sensibles como energía, desalación y transportes-, Canarias tendrá que seguir apretándose el cinturón. Y más vale hacerse a la idea de que tampoco seguirán adelante las financiaciones plurianuales para obras hidráulicas, carreteras, colegios y empleo, por injusto que resulte.

No creo que al PP -en Madrid y en Canarias- le gusten estos datos, ni que se conforme con las declaraciones de su diputado Pablo Matos en el sentido de que nuestra comunidad autónoma es la tercera con menos recortes y con más inversión por cabeza en 2013 que Cataluña o Madrid porque, siendo cierto, no lo es menos que Castilla y León, Galicia, Castilla-La Mancha, Cantabria y Extremadura reciben dinero más que las Islas. Por eso es deseable que en el pleno del martes los diputados populares se planteen una política inteligente de apoyo a las reivindicaciones del Gobierno, siempre que estas no vayan más allá de donde la prudencia política aconseja. El plante que han decidido Rivero y sus socios del PSOE es una cortina de humo para dejarlos en evidencia y culpar “a Madrid” de los inevitables ajustes que han de venir en materia de personal, sanidad y educación. Una táctica con la que, no obstante, difícilmente podrán superar las importantes diferencias que al respecto existen entre CC y PSOE.

No estaría mal que en el curso del debate salieran a colación las contradicciones del Ejecutivo de Rivero; sus afanes permanentes de confrontación: su dejadez en el cumplimiento de las obligaciones de Gobierno en cuanto a pago a navieras, constructoras, farmacias, suministradores y proveedores varios; la dejadez sobre la inevitable y urgente reforma de la Administración y de las leyes que dificultan la buena marcha de proyectos inversores y dinamizadores de la economía; la ausencia de una política educativa y de formación que evite fracasos escolares y falta de expectativas profesionales, etc., etc. A Paulino Rivero y compañía les falta diligencia, coraje, valentía, audacia incluso, para tirar del carro de la política. Gobernar no es solo gastar; es, por encima de todo, dirigir la cosa pública, liderar un proyecto de futuro, contarle a la gente lo que la gente debe oír, por desagradable que sea. Gobernar es ser congruente entre lo que se dice y lo que se hace, para ganar la confianza de los ciudadanos. Gobernar es ser previsor, integrador, realista y tolerante, sin hacer uso torticero del poder. Gobernar es ser transparente, ahorrador, no es estar en la inopia y la parálisis o en la falta de ideas ante las dificultades y los efectos de la crisis, sino caer en la complicidad con el pueblo llano, con los más necesitados en primer lugar, y sacrificar por ellos todo lo que sea prescindible.
Sobre todos estos aspectos debería ocuparse también el pleno del martes. Es urgente iniciar un nuevo tiempo, un cambio profundo en el modo de hacer política. Y para empezar, no vendría nada mal la autocrítica y el propósito de enmienda. E inmediatamente después, romper el actual bloqueo con las autoridades del Gobierno central y empezar a tramitar los Presupuestos autonómicos buscando soluciones y nuevas vías de ingresos que puedan paliar la inevitable reducción de los gastos.