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La tijera o la vida – Por Jorge Bethencourt

Patricio cumplirá dos años el próximo 11 de noviembre. Es un niño feliz, fuerte y saludable. Nació en La Candelaria con una cardiopatía congénita, un error grave que traspone la aorta con la arteria pulmonar y que en la mayoría de los casos supone la muerte del paciente si no se realiza una cirugía correctiva en los primeros días de vida. Él tuvo suerte. Lo operaron en Las Palmas y se salvó.

La madre de Patricio, como otras muchas madres de Canarias, está indignada. Porque la decisión de retirar la financiación al Servicio de Cirugía Cardiaca del Hospital Materno Infantil de Las Palmas, que tenía un convenio con el centro especializado San Donato de Milán, significa que no habrá manera de tener a los mejores especialistas en este tipo de operaciones actuando en Canarias.

Es verdad que Madrid ha recortado fondos destinados a Canarias. Y que las haciendas públicas están al borde de la asfixia, porque cada vez hay menos recaudación de impuestos. Pero ¿no hay otros sitios de donde recortar antes que llegar a temas como el del Materno Infantil? La respuesta es sí. No hay justificación que valga. Ni que haya descendido el número de operaciones, ni que salga más a cuenta mandar a pacientes y padres a otros centros peninsulares, ni que sea demasiado caro….

Cuando hablamos de reformar en profundidad las administraciones públicas de Canarias, hablamos justo de eso. De reducir los gastos de una estructura que resulta hoy insostenible. Si uno repasa la galaxia del organigrama de nuestras administraciones autonómica, insular y municipal se dará cuenta del disparate. De que la cantidad de sedes, en propiedad o alquiladas, por donde se desperdiga ese universo de departamentos públicos, es asombrosa. De la confusión de administraciones y tareas. De que la duplicidad de funciones y cargos, creada a partir de nuestra maldita rivalidad capitalina, no tiene parangón en ninguna otra administración del país. Hay cosas que cambiar. Que no se cambian.

Si los recursos ya no llegan para mantener el nivel de servicios públicos esenciales como la sanidad y dentro de esta los servicios de excelencia, como el de Cirugía Cardiaca del Materno Infantil, es que estamos aterrizando en lo más profundo de la crisis pública. Y entonces resulta aún más inexplicable que no se haya afrontado el problema de raíz. Que no se haya metido mano al tronco podrido en el que hemos sostenido un crecimiento al borde del derrumbe.

Me costa que todos los partidos -todos- sienten temor ante las reformas de una Administración pública con muchísimo peso sindical, político y electoral. Pero esto otro es morir a plazos ante unos ciudadanos ofendidos e indignados que cada día serán más y más.

@JLBethencourt