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Troikas – Por Alfonso González Jerez

Como no nos basta con la Comisión Europea, el Banco Central y el FMI, Ramon Trujillo, luz perdurbable de Izquierda Unida, ha descubierto que Canarias sufre su propia troika, la que está integrada por el PP, el PSC-PSOE y Coalición Canaria. Esta ocurrencia podría valer como un chascarrillo ocasional, pero, siguiendo un mal muy extendido entre las izquierdas, Trujillo se toma perfectamente en serio su patochada, y desde el primer minuto de sus declaraciones queda convencido de la equivalencia. Produce grima que esta suerte de geometría verbal se haga pasar por análisis político. Para recuperarnos del susto, Trujillo saca una de las versiones fiscales del brazo incorrupto de Santa Teresa que Izquierda Unida guarda en su fiambrera proletaria: el celebérrimo informe de un grupo de inspectores fiscales progresistas que garantiza unos ingresos de más de 60.000 millones de euros anuales si se aplicase la ley rigurosamente en un honesto combate contra el fraude tributario. Intenten buscar este informe -y no únicamente sus venturosas conclusiones- donde puedan, pero no lo encontrarán. Acto seguido el señor Trujillo nos cuenta que ha hecho unos cálculos -no explicita ni su metodología ni sus criterios contables- de los que se derivan que a Canarias le corresponderían unos 2.300 millones de euros, lo suficiente para que los recortes presupuestarios se convirtieran en una pesadilla del pasado…

Admitamos pulpo fiscal como animal de compañía. Ahí está Trujillo como presidente del Gobierno de Canarias después de unas elecciones en las que IU obtiene mayoría absoluta. El flamante jefe del Ejecutivo mete el brazo de Santa Teresa en la cartera, toma un avión y el registrador de la propiedad, que sabe tanto de economía como él, lo recibe en el Palacio de la Moncloa. Trujillo está convencido de que lo dejará atónito, pero Rajoy sonríe, le da unas palmaditas, recuerda un viejo chiste de Anguita, le pone un café y lo acompaña hasta la puerta y le desea buenas tardes. Trujillo siente un escalofrío, porque descubre que tendrá que gobernar y empieza a intuir vagamente que gobernar no consiste en hacer feliz a la gente…

Soy incapaz de entender lo que persiguen IU y sus líderes sustituyendo análisis económico con chascarrillos, estrategia política con eslóganes, contenidos programáticos con mesianismos de baratillo que no alcanzan a rellenar un folio. O son un partido revolucionario o son una fuerza reformista, pero jugar con dos barajas, creciendo un fisco por el desplome del PSOE, solo abonan el avestrucismo, muy indignado, pero avestrucismo.