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Veo, veo: dos cositas – Román Delgado

Veo, veo…, y qué ves: un globo sonda. Es un globo sonda que lleva serigrafiado el nombre del presidente del Gobierno de Canarias, de Paulino Rivero, y que se lanzó ayer al espacio de los mass media desde el mismo Londres, justo donde encuentra el mejor refugio la pasta, muchísima pasta.

El globo sonda de Rivero ya navega con un mensaje de 2.000 millones de euros en inversión para mejorar la competitividad del turismo local. Lo que oyen y quizás no crean. Según la nota oficial que hinchó el globo y lo puso a volar, no se sabe muy bien cómo se financiará tremenda cantidad.

Perdón, algo se sabe, si nos atenemos a varios genéricos: fondos públicos y privados, y aportación de la UE con cargo a su futuro Plan de Crecimiento y Empleo y a políticas específicas para las regiones ultraperiféricas.

A partir de consideraciones tan vagas, solo se puede concluir que el megaproyecto de Rivero para acabar con parte de los males del Archipiélago solo se aplicará a partir del 1 de enero de 2014, o sea, con fondos del presupuesto comunitario del próximo septenio, el mismo que aún no ha obtenido el respaldo definitivo del Consejo Europeo en cuestiones tan básicas como el tope de gasto o las líneas maestras de inversión.

Así que me gusta la idea de Rivero de que dentro de algunos años podamos acceder, poco a poco, a un montón de millones, algo que se prevé que llegue, que ahora no está y que ojalá sirva de algo, siempre que todo esto, hoy solo un titular en un globo de feria, termine confirmándose. Ojalá que no sea plástico hinchado. Tiempo…

Veo, veo…, y qué ves: a Jorge Rodríguez, un diputado canario del PP del que el fiscal en el caso Europa tiene acreditado que hizo cosas muy feas. Pero no se inmuta, ni él ni su partido. Basta con escuchar a Soria y a Antona, que pasan del papel mojado con encabezado de Código de Conducta del PP. Total…, pensarán.

Debe ser que yo tengo la fea costumbre de creer más al juez, al fiscal y a las sentencias que a imputados y condenados. Fea costumbre, sí. Lo peor de Jorge Rodríguez es que se le veía en su salsa cuando cogía la batuta para dirigir sinfonías de ética. Hay que ver. Más de lo mismo, de un lado y de otro. Y aquí nadie dimite, ni lo echan. Todo en nombre de esta enferma democracia. Vergüenza de país.

@gromandelgadog