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Afanes renovados – Por Ricardo Melchior Navarro*

Con la llegada del año nuevo, resulta común que todos nos planteemos una serie de objetivos, convertidos en anhelos para los próximos doce meses. Forma parte de la tradición y no deja de ser una manera de ilusionarnos ante el futuro más inmediato. Más allá de constituir un lugar común, la esperanza de felicidad y prosperidad, tanto en lo personal como en lo colectivo, se convierte en un deseo firme que tratamos de transmitirnos con la mejor de las intenciones. Desde la confianza en nosotros mismos, con una actitud positiva, hemos de ser capaces de afrontar la nueva andadura con todo el ánimo necesario.

Al mismo tiempo, este instante simbólico, que marca la transición entre años, nos lleva también a echar un vistazo hacia atrás, tratando de quedarnos con lo mejor de un período que en nada de tiempo pasará a convertirse en historia. No cabe duda de que ese período, este 2012 que ahora concluye, ha sido un año complicado. Forma parte de la crisis más aguda que hemos vivido en la historia democrática de nuestro país. Podemos decir, sin riesgo a equivocarnos, que hoy en día prácticamente cualquier familia se ha visto afectada por esta coyuntura adversa, en sus múltiples manifestaciones.

Sin embargo, esta situación no puede llevarnos a bajar los brazos. Todo lo contrario. Aun partiendo de la base de que su origen nos resulta ajeno -surge de la deriva de la economía internacional y se agrava por las medidas adoptadas por quienes gobiernan el Estado-, está en nuestras manos la continuación de la tarea emprendida para recobrar aquel empuje que nos condujo por la senda del desarrollo. Sirva como ejemplo la reciente aprobación del Presupuesto del Cabildo para 2013, adoptada por unanimidad, con el acuerdo de todas las fuerzas políticas, dentro de un ejercicio de generosidad que resulta modélico.

Aunque tendremos ocasión de profundizar en su análisis, se trata de unas cuentas racionales y responsables, que vuelven a centrarse en las políticas de servicios sociales y bienestar comunitario. No puede ser de otra manera. A lo largo de los últimos veinticinco años, esta Corporación insular ha constituido un ejemplo de austeridad y transparencia, lo que le ha permitido disponer de fortaleza suficiente como para adaptarse a situaciones complicadas como la actual. En tales circunstancias, obliga a redoblar la dedicación especial que caracteriza también a esta institución en la atención a los colectivos más desfavorecidos.

Estamos convencidos de que superaremos esta situación. De hecho, en 2013 pretendemos poner fin al ciclo de ajustes que iniciamos tres años atrás, conscientes de la adversidad de la situación que se nos venía encima, para llevar a cabo, a partir de 2014, una significativa recuperación de la inversión. La unanimidad alcanzada en el Pleno, el apoyo de todas las fuerzas políticas, nos anima a confiar en los frutos de ese trabajo colectivo durante los próximos doce meses. Sólo así seremos capaces de contribuir a la recuperación de la confianza por parte del empresariado y la creación de empleo.

Creemos en el futuro con esperanza, ánimo y fe. Confiamos en que la suma de voluntades va a conducirnos a un tiempo mejor, con afanes renovados. Para todos: salud y prosperidad en el nuevo año.

*PRESIDENTE DEL CABILDO DE TENERIFE