Garachico >

“Casi todo el pueblo ya se ha subido a los caballos”

Coches caballos Garachico (MOISÉS PÉREZ)
La ruta diseñada por los responsables de Carromatos El Roque va desde la glorieta de la plaza del Ayuntamiento hasta el muelle viejo. / MOISÉS PÉREZ

GABRIELA GULESSERIAN | Garachico

Por novelería, por curiosidad o simplemente, por el hecho de dar un paseo a caballo y admirar, desde otro punto de vista, las joyas que tiene el casco histórico de la Villa y Puerto de Garachico, declarado Bien de Interés Cultural (BIC) con categoría de conjunto histórico en 1994. Lo cierto es que en el municipio las calesas no han dejado indiferente a nadie en los últimos tres meses, que es cuando comenzaron a funcionar. “Casi todo el pueblo ya se ha subido a los caballos”, recalca Miguel Llanos Hernández, uno de los responsables de Carromatos El Roque, la empresa adjudicataria del servicio.

Miguel lleva toda su vida dedicado a los caballos. Quizás por ello habla con mucho orgullo de Billetero; Río; Fuego, de tan sólo cuatro años; y Yaregua, la única hembra. Son ellos los encargados de que grandes y pequeños disfruten de una ruta que recorre la localidad de punta a punta, desde la glorieta de la plaza del Ayuntamiento hasta el muelle viejo. Pero si el cliente prefiere ir por el centro o por una determinada calle, Miguel y su socio, Francisco García Padilla, se adaptan, siempre y cuando, las peculiaridades del municipio lo permitan. Hasta el momento, “ni un coche hemos rozado”, dice Miguel con satisfacción, quien además recalca que cuentan con el material adecuado, como un sistema para controlar que el excremento de los animales no caiga en la vía pública y herraduras de plástico para no dañar los adoquines.

En los primeros paseos hubo ocasiones en las que los animales, que también tienen “su merecido día de descanso”, se asustaban y no querían seguir. Pero ahora, “están tan acostumbrados que ya saben el camino de memoria”, apunta.

El precio del paseo varía y va desde los 10 euros para una sola persona, 12 para dos, 15 para tres y 20 euros para cuatro, que la máxima capacidad que permite el carruaje. Pero no todos los días son buenos y por eso no pueden establecer una media de visitas. Hay ocasiones en las que sólo realizan un viaje diario pese a que están trabajando desde las 09.30 hasta las 18.00 horas, y otras, diez en el mismo día, dice Miguel.

El contrato que han firmado con el Ayuntamiento es por un año, tiempo en el que probarán si la experiencia “es satisfactoria” y, si las cosas no funcionan, suspenderán la actividad. Por el momento, están conformes. Ya han hecho, incluso, dos bodas, una en Garachico y otra en Icod de los Vinos.

En estos momentos, intentan convencer a las agencias de viajes que ofrezcan la ruta como un atractivo más de la Villa y Puerto, que alberga joyas como el convento de San Francisco, que data de 1526; la casa de los Condes de La Gomera, mandada a construir hacia finales del siglo XVII, el castillo de San Miguel y la iglesia de Santa Ana, que, seguramente, se pueden apreciar de otra manera desde una calesa.