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Cuatro en uno – Por Miguel L. Tejera Jordán

Un amigo británico residente en Tenerife desde hace muchos años, feligrés de la iglesia anglicana y, por consiguiente, fiel a la autoridad religiosa de su majestad la reina Isabel II y a la del arzobispo de Canterbury, me aborda en la plaza de La Candelaria, delante del portal de Belén instalado por el Ayuntamiento, para reprocharme que los chicharreros, mayoritariamente católicos, apostólicos y romanos, desoigamos al papa de Roma, Benedicto XVI, y osemos colocar un burro o una burra, así como una vaca, en el pesebre en el que, por el momento y hasta el día 25, solo figuran de huéspedes María y José, cuando resulta que el sumo pontífice romano acaba de afirmar que los cuadrúpedos nunca formaron parte de la estampa de la natividad de Jesús.

Viéndole venir, con su fino humor de hijo de la Gran Bretaña…, le respondo que parece mentira que habiendo vivido en Tenerife tantos años, ignore que solemos poner burros y burras no solo en los portales navideños sino, además, en ayuntamientos, cabildos, Gobierno de Canarias y, especialmente, en nuestro Parlamento. Peter, que así se llama el amigo, juzga satisfactoria mi respuesta, pues me explica que cada vez que recorre la calle de Teobaldo Power escucha unos rebuznos terribles, procedentes de tanto pollino y pollina de dos patas que por los dichos predios discurren.

El británico, que viene guasón de tomarse unos vinos a felicitarme la Pascua, añade que, siendo niño, en Aberdeen, en el noreste de Escocia, su madre le preparaba potajes con deliciosas papas canarias (patatas o potatoes from Canary Island mi niño) y que, ahora, entrado en años y viviendo en Tenerife, no encuentra ni un kilo del tubérculo y tiene que comerlo importando del Reino Unido unas potatoes que ni a él le gustan, opinión con la que coincido plenamente).

A mayor abundamiento y sin duda porque el vino tinerfeño se le ha subido a la cabeza, me aclara, como buen escocés, que en su tierra patria se fabrica el mejor güisqui del mundo, algo que nadie pone en duda. A pesar de lo cual -agrega como para compensarme- él y todos sus paisanos que vienen por la isla del Teide, suelen rehusar el güisqui para probar los caldos de las denominaciones de origen isleñas (no tanto por el precio, porque los vinos también salen caros, como por la calidad de tintos y blancos, que estima casi insuperables).

Pero luego de adularme con la calidad de los vinos canarios, Peter, que observa orgulloso la bandera de su querida Escocia colgando del Cabildo de Tenerife, (no hay forma de convencerle que Escocia y Tenerife comparten la cruz blanca de San Andrés sobre fondo añil), vuelve a la carga con ironía para finalizar la charla con otra invectiva: ¿Por qué en los escaparates de Santa Cruz se felicita la Pascua con la frase Merry Christmas en lugar de Feliz Navidad?

Solo tuve una respuesta: porque somos completamente gilipuertas…